La baja del medio apertura inglés Jonny Wilkinson para el debut ante Estados Unidos, en Lens, fue la principal noticia a tres días del inicio del Mundial de rugby de Francia, cuya selección abrirá el torneo ante Argentina.
Wilkinson sufrió una entorsis de tobillo que sí le permitiría al menos jugar el segundo partido ante Sudáfrica en el estadio Saint Denis de París, clave para la definición del grupo que completan Samoa y Tonga.
"Le vamos a realizar una radiografía para determinar la naturaleza y la gravedad de la lesión. No sabremos nada más hasta que tengamos el resultado", anunció el técnico Brian Ashton, quien reemplazará a Wilkinson con Olly Barkley, del Bath.
Pero en Francia todo está puesto en el debut del local ante una peligrosa Argentina, cuyo temible pack de forwards obligará a la selección local a incluir a cinco forwards en la banca de suplentes, según decidió el DT Bernard Laporte.
"Los Pumas (Argentina) vendrán a imponer su juego, tienen gran calidad y será un partido muy duro", dijo Laporte, quien apenas finalice el Mundial asumirá con subsecretario de Deportes del gobierno de Nicolas Sarkozy, un gran fan del equipo francés.
"Sabemos que Argentina buscará un juego físico, son peligrosos", advirtió el capitán Raphael Ibanez.
Se estima que el Mundial contará con 2,5 millones de aficionados en los estadios (250.000 del exterior) y por lo menos 4.000 millones en la TV, para un Mundial que arrojará 80 millones de euros de ingresos, contra los 5 millones que registró el primer Mundial de 1987.
En tanto la Liga por los Derechos del Hombre denunció la "evacuación sistemática" de inmigrantes pobres que acampan en los alrededores del estadio Saint-Denis, escenario del choque el viernes entre Francia y Argentina.
Lejos de toda la presión, Los Pumas argentinos, únicos representantes latinoamericanos en el Mundial, reincorporaron a sus entrenamientos, ya recuperado de una contractura, al medio apertura Federico Todeschini, su pateador más efectivo, aunque el DT Marcelo Loffreda optaría igualmente por dejarlo en la banca y correr a ese puesto a Juan Martín Hernández, la gran estrella del equipo blanquiceleste.
El Mundial se jugará del 7 de setiembre al 20 de octubre con veinte selecciones y una seguridad de 38.000 efectivos (27.000 policías y gendarmes, 1.500 militares, 5.000 bomberos, 4.000 socorristas y 400 expertos), para atender los diez estadios franceses y las dos sedes de Edimburgo (Escocia) y Cardiff Gales).