Ante la polémica suscitada por las tarjetas rojas de Freddie Steward (Inglaterra contra Irlanda) y Zach Mercer (Montpellier a Exeter), World Rugby se plantea un sistema para preservar la seguridad de los jugadores sin perder la esencia del juego.
El último mes de rugby se ha visto empañado por dos importantes controversias arbitrales. Durante la última jornada del Torneo de las 6 Naciones, entre Irlanda e Inglaterra, Freddie Steward vio la tarjeta roja en el minuto 40. El fullback inglés golpeó a Hugo Keenan con la cadera y el codo en una acción más desafortunada que peligrosa. Pero la sanción fue sin tolerancia: exclusión definitiva mientras el XV de la Rosa estaba en el partido.
A principios de abril, Zach Mercer también abandonó el campo tras una carga en el hombro, también desafortunada, durante los octavos de final de la Champions Cup entre Montpellier y Exeter. Una sanción que cambió el escenario del partido, aunque los dos equipos se hubieran ido a la prórroga. Al final, Steward y Mercer fueron absueltos, pero sus equipos perdieron. Estos dos episodios, al parecer, le han generado ruido a World Rugby.
El experimento del “búnker”
La institución mundial está ansiosa por presentar el mayor de los espectáculos en la próxima Copa del Mundo (del 8 de septiembre al 28 de octubre). Si bien la competencia promete ser más abierta que nunca, World Rugby está considerando desarrollar un experimento de arbitraje internacional de Super Rugby: el “búnker”. Joël Jutdge, el jefe de árbitros de World Rugby, da la definición en una entrevista concedida al Midi Olympique.
“Es una operación que actualmente se está probando en Super Rugby. En caso de una decisión 50-50, el árbitro tiene la posibilidad de dar una tarjeta amarilla para que el juego se reanude lo antes posible, mientras que los árbitros colocaron en el “búnker” tenemos los 10 minutos de la expulsión temporal para decidir si se transforma en expulsión definitiva. Daríamos tarjetas naranjas, en claro…” Joël Jutge aún no ha actuado para el próximo Mundial.
Una realización que hace que la gente reaccione
A través del “búnker”, la idea es reducir la presión sobre el árbitro central, que debe tomar su decisión en menos de dos minutos bajo una lluvia de silbidos del público. Rob Baxter también había criticado la transmisión del video arbitraje en la pantalla grande, luego del éxito de Exeter sobre Montpellier. “Tenemos que hacer algo al respecto. Ya sea que las decisiones sean buenas o malas, esta mirada enrevesada a la repetición para ver si es un penal, una tarjeta amarilla o roja con la multitud abucheando cada situación, simplemente no me gusta”.
Para superar este problema, World Rugby utilizará la tecnología Hawk-Eye (ya utilizada en el tenis) para brindar a los árbitros de video (TMO) todos los ángulos posibles. La producción ya no estará a cargo del país anfitrión sino de actores independientes. ¿Será efectiva esta serie de medidas para acabar con el actual momento de incertidumbre que genera una coalición entre dos jugadores?
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