Fue la polémica de la ventana de noviembre. Inglaterra le ganó a Sudáfrica por 12-11 en Twickenham, y en la última jugada el árbitro Angus Gardner no cobró un tackle ilegal de Owen Farrell a Andre Esterhuizen.
Mucho se habló de esa acción, e incluso World Rugby no lo sancionó tampoco al 10 inglés después. Pero semanas después, Gardner reconoció que fue un error.
“En retrospectiva, y después de discutirlo con algunos árbitros, el consenso general es que una penalización probablemente era lo que tendría que haber cobrado. No había una envoltura suficientemente grande para ambos brazos”, aseguró.
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