Agarrate con las nuevas incorporaciones que tiene La Tablada para lo que resta de la segunda fase, la tercera y la etapa de semifinales. Daniel Rodríguez, Juan Cruz Legora y Lucas Paschini, ya están a las órdenes del staff técnico azulgrana para engrosar aún más a este rico plantel en cuanto a sus nombres.
CORDOBAXV habló con un primera línea de primera línea, nos referimos a Daniel “Bachi” Rodríguez el cual nuevamente está en tierras cordobesas pero no de paso sino para quedarse. Y como ya lo hicieron sus compañeros Ramiro Pez y Francisco Leonelli, ahora le toco el turno a este forwards de muy perfil bajo el cual estuvo nada más y nada menos que ocho años fuera del club que lo vio nacer.
Daniel Rodríguez es contundente a la hora de responder el motivo de su regreso: “Con un hijo, con mi mujer próxima a recibirse de Licenciada en Recursos Humanos y con una rica historia en el rugby de Francia”, considero que era el momento de pegar la vuelta a Córdoba. Así de sencillo y sin dudarlo, le contesto el “Bachi” como todos lo conocen en la institución azulgrana.
– ¿Cuántas cosas pasaron durante estos ocho años fuera de tu club, de tu amigos?
– La verdad que pasaron muchas cosas en cuanto a lo personal y deportivo las cuales las tildo de muy importantes, las valoro mucho.
– ¿Qué balance podes hacer sobre los clubes por donde pasaste?
– Durante estos ocho años pase por cuatro clubes franceses en donde tuve experiencias muy distintas, es decir como te sucede en la vida. Tenes épocas muy buenas, épocas normales y épocas malas, momentos de gloria, momentos de tristeza (se operó del hombro y estuvo ocho meses sin jugar), pero por suerte pude entender que todo esto te ayuda mucho a valor lo que uno tiene al lado.
– Uno muchas veces cree y piensa que los jugadores que se encuentran en el exterior viven una vida color de rosa. ¿Es tan así o llega un momento que todo pasa a ser como lo vive un amigo en Córdoba?
– Mi cabeza siempre fue amateur, obvio que uno tiene días buenos y días malos, que no tenías ganas de ir a entrenamiento pero uno piensa…”como no voy a ir a estar con mis compañeros”. Lo que sucede es que con el correr de los días uno lo toma como un trabajo más igual al de cualquiera acá en Córdoba. Creo que la gran diferencia que podemos llegar a tener nosotros con otro jugadores del mundo, es que el argentino a todo le pone corazón y eso de una manera u otra te hace distinto.
– ¿Qué rescatas como lo más positivo que te paso deportivamente en el rugby europeo?
– Lo más importante en mi paso por el rugby profesional fue que pude vivir todos los niveles. Es decir desde el Top 14 a segunda división y Federal 1, es decir que pude conocer la realidad de cada categoría a full. Obviamente que los tres años que estuve jugando en Brive en el Top 14 es algo increíble por todo lo que rodea a la máxima competencia del rugby de Francia. Después de a poco con el cambio de clubes te vas dando cuenta como se vive el rugby en una ciudad y en otra. No es todo color de rosa como todo el mundo piensa y que uno juega todo el tiempo un rugby champagne porque no es así. Cuando estás abajo te das cuenta de todo lo que te cuesta y por esa razón valoras mucho más lo vivido anteriormente y le pones todas las pilas al presente.
– ¿Tuviste la posibilidad de compartir vestuarios con grandes figuras del rugby francés?
– Si por suerte pude compartir cancha con Alain Penaud (apertura de Brive y el seleccionado de Francia), después él se fue como entrenador a Lyon y me llevo a Lou a jugar en la división Pro D2. Penaud es una persona de mucha personalidad que en más de una oportunidad con esta forma de ser consiguió muchos logros y también lo hicieron enfrentarse con muchas personas.
– ¿En qué momento se le produce el clic de pensar en volverse a su país, a su ciudad natal?
– Creo que todo tiene que ver con la etapa deportiva en la te encontras, sumado a un hijo que está en camino, que tu mujer se está por recibir y pensas que estuviste ocho años lejos de tu gente y te empieza a tirar la familia, y comenzás a ver que el rugby no es para toda la vida, y que el rugby tiene un comienzo y un fin. Cuando empezas a darte cuenta que estás en la parte final de tu carrera deportiva, uno comienza a analizar esta posibilidad concreta de regresar a su país.
– Cuándo regresa a Córdoba en este caso después de haber estado en el mejor nivel del rugby de Francia piensa que el jugador al cobrar en otra moneda etc., está salvado y que toca el cielo con las manos. ¿Es tan así o nada que ver?
– No nada que ver. Creo que nadie se siente que toca el cielo con las manos, si podes llegar a estar en una posición un tanto más tranquila pero si o si uno debe tener en claro que debe desarrollar alguna otra actividad porque no da como para pararse para toda la vida.
– ¿Qué sensaciones tenes de regresar a La Tablada después de varias temporadas que no te pones la camiseta azul y roja?
– Es un poco raro lo que te pasa porque en los primeros entrenamientos giraba la cabeza y de vista conocía a muchos chicos pero se me complicaba mucho con el tema nombres (risas). Lo bueno que por ahí cuando empecé a entrenar con los chicos si bien estaba rodeado por un montón de jugadores jóvenes y nuevos a los lejos podía ver a tres amigos como lo son Francisco Leonelli, Ramiro Pez y Carlos Ayala. Creo que más allá de la gente con la cual uno se encuentra es un gran placer volver al club que te vio nacer.
– ¿Cuánto más te queda de rugby en Córdoba?
– Eso lo dirán las ganas o el cuerpo, la cabeza siempre va a estar preparada y con ganas de jugar y más en tu club y con tus amigos.
– ¿Están para campeones por lo que pudiste ver?
– Solo vi dos partidos de los últimos cuatro, no sé si están para campeones porque a otro equipo no he visto. Lo que si te puedo decir es que La Tablada tiene formaciones básicas bien sólidas como la defensa, el ataque, el contra ataque y son grandes puntos que pueden jugar a favor para este equipo.
Por Martín Quetglas
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