Duendes, el último campeón del Nacional de Clubes, se despidió del torneo de la peor manera. Perdió ante el CASI por 52 a 10.
Duendes, el último campeón del Nacional de Clubes, se despidió del torneo de la peor manera. Ayer estuvo muy lejos de ser aquel equipo equilibrado que disimulaba bien sus limitaciones y explotaba al máximo sus virtudes (ecuación que lo llevó a ser el mejor del país), y sufrió una caída tan categórica como humillante ante CASI por 52 a 10, resultado que truncó cualquier posibilidad de continuar en carrera en los cuartos de final del torneo de clubes más importante de la Argentina.
El verdinegro arrancó como una tromba y sorprendió. Al minuto de juego, Adrián Méndez incursionó en el ingoal visitante y marcó el primer try del partido. En Duendes era todo alegría.
Lejos de sentir el impacto, CASI salió a responder casi inmediatamente. Poco a poco fue haciendo dueño del terreno y de la pelota. Las acciones se tornaron parejas y el partido entró en un ritmo que resultó difícil de sostener para los verdinegros.
Como venía sucediendo en los últimos partidos, Duendes volvió a tener inconvenientes en la marca, sólo que ayer ante un rival de otro nivel las falencias se desnudaron con mayor facilidad.
Evidenciando problemas en el scrum, con muy pocas pelotas para poder jugar y sin saber aprovechar el viento a favor, Duendes cerró el primer tiempo dejando más dudas que certezas.
El entretiempo no sirvió para detener el alud de errores y en el complemento se vio otro partido.
CASI tuvo posesión y dominio territorial, neutralizó a Duendes en todos los aspectos del juego mientras que el conjunto del barrio Las Delicias entró en el descontrol, tuvo pocas ideas, jugó mal y en su afán de ganar terreno se estrelló frente a una muralla blanca y negra.
Fue un monólogo de la Academia, que además de elaborar bien la victoria aprovechó al máximo los errores del dueño de casa. Lo presionó mucho y bien; lo hizo ir para atrás, y como sucede cuando un equipo no avanza (como lo marca la regla), selló su suerte.
Dio toda la impresión de que podían jugar indefinidamente y que el resultado seguiría siendo el mismo. Las diferencias fueron muy marcadas, desde la contundencia hasta en la velocidad de juego. CASI redondeó una tarde inolvidable e hizo méritos para que así sea, mientras que Duendes sufrió la peor pesadilla de los últimos tiempos, no sólo por el marcador adverso sino porque no supo encontrar las respuestas que la situación requería.
Duendes se despidió del torneo por la puerta de atrás pero ante un muy buen equipo que seguramente le dará un dolor de cabeza a más de uno.
Por Pablo F. Mihal