El reformado crack de los Wallabies asegura haber “enfrentado sus oscuridades” y utiliza el rugby como plataforma para inspirar a otros.
El australiano James O’Connor cree que el mundo del rugby debería hablar mucho más abiertamente y en forma extensa sobre los problemas de salud mental.
James, que se destacó como en la remontada victoria de los Wallabies por 39-21 ante Fiji el sábado, regresó al rugby internacional en agosto luego de seis años de ausencia, en los que batalló para poder lidiar con los niveles de presión del deporte de elite. Ahora que está de regreso, quien alguna vez fuera el niño maravilla del juego, quiere que su mensaje sea escuchado.
“Me he reconstruido enfrentando mis oscuridades”, afirmó O’Connor tras el partido por el Grupo D. “El rugby es ahora mi plataforma para inspirar a otros. Es importante que se difunda ese mensaje”.
“Se puede ver cuanta consciencia se está produciendo. Se está comenzando a hablar ahora, la salud mental ha pasado a tener mayor atención en la mirada pública. Ahora hay mucho más conocimiento sobre ello. Si quieres buscarlo, entonces puedes encontrarlo”, expresó.
Ahora con 29 años, O’Connor habla desde su propia experiencia. En los once años en los que se convirtió en el segundo jugador más joven de los Wallabies de todos los tiempos, ha pasado a través de la escurridora. Siempre pensante, brillante y veloz en la cancha, le ha sido difícil tomar las decisiones correctas fuera de la cancha de rugby.
Tres años después de su primera aparición en el verde césped, el hombre de Queensland tuvo su rol más destacado en la carrera de Australia hacia las semifinales de la Rugby World Cup 2011. Pero a pesar de ser protagonista en el escenario central, O’Connor debió luchar para poder hacer frente a ser el centro de atención. Una resaca informada hizo que se perdiera la ceremonia oficial del anuncio del plantel de los Wallabies para la RWC 2011 y, dos años después, Australia Rugby finalizó su contrato cuando tenía 22 años cuando se le impidió a subir a un vuelo en Perth por haber estado bajo la influencia del alcohol.
Continuaron dos apariciones en Europa –ambas para un breve período de regreso en Australia- pero fuera del campo las controversias nunca estuvieron alejadas. El hecho de que haya regresado y haya sido clave para la recuperación de Australia en el segundo tiempo contra Fiji en Sapporo, habla a las claras de su creciente madurez.
‘Recuperar nuestro propósito’
“Estaba deprimido y caído, hasta que encontré un movimiento de hombres iluminados”, confesó O’Connor, refiriéndose a “Saviour World”, una organización enfocada en los hombres, comprometida con el desarrollo físico y la salud mental.
“Les debo todo. Ellos nos están reconstruyendo, dándonos nuevamente nuestro propósito. Yo trato de transmitir su mensaje lo máximo posible. Cualquiera que esté luchando con problemas mentales o depresión, o quizá se encuentre un poco perdido, debe buscar este mensaje”, aconsejó.
Este nuevo enfoque ha traído una transformación que con certeza ha sido bien recibida por sus compañeros de equipo, como en el caso de su compañero en los Wallabies, Samu Kerevi. “Tuve conversaciones con James antes incluso de que regresara (al plantel) y la manera en la que ha cambiado en su corazón y la forma en la que está, es extraordinario”, aseguró Kerevi. “Haber pasado por lo que ha pasado y luego haber regresado, es algo que me pone muy feliz por él”.
Mientras O’Connor, tiene una particular admiración por Saviour World, son los problemas de salud mental lo más importante que intenta mantener en alto. “El nunca empuja en nada a los otros”, aceptó Kerevi. “Pero está realmente apasionado en ello”.
RNS ln/js/lm/bo/gr/jg
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