Cuando apenas tenía 18 años de edad, Anton Lienert-Brown ya estaba señalado como un joven con talento especial.
Tal era el reconocimiento del adolescente de Christchurch, que llegó a hacer su debut de Super Rugby con los Chiefs cuando todavía no había jugado siquiera un partido de rugby provincial.
El 2019 está por irse y Lienert-Brown nunca había podido trasladar esa promesa temprana al plano internacional. Aparecía como una sólida y versátil opción en el banco de suplentes, gran reemplazo para las estrellas más establecidas en el centro de la cancha de los All Blacks. Hacia finales de 2018, solamente había tenido 16 partidos como titular en 33 tests, y apenas cuatro comienzos en sus últimos 15 partidos.
Una marca distintiva del ascenso meteórico de Lienert-Brown en los últimos 10 meses es el hecho de que se ha transformado de una opción lejana como titular de los All Blacks a una fuerza creativa clara en el plantel de Nueva Zelanda en RWC 2019.
Este año fue titular en seis de sus últimos ocho partidos, en los que se incluyen las virtuosas actuaciones ante Sudáfrica y Namibia por la fase de grupos, en las que ganó el premio a Jugador del Partido. No es de extrañar, entonces, que la prensa de su país lo catalogara como el mejor centro del planeta.
Lienert-Brown ha recogido los frutos de las muchas horas invertidas en la parte mental de su juego durante la pretemporada. Disfrutó una gran temporada 2019 con los Chiefs en el Super Rugby con su habilidad de quebrar las defensas a través de su fuerza, velocidad y agilidad, poniéndolo como uno de los seis jugadores que más defensores venció y más corridas hizo en todo el torneo. Los Chiefs comenzaron de mala manera el campeonato, pero terminaron metiéndose en los play-offs.
Mientras otros equipos tienen mezcla de jugadores que acarrean la pelota y otros que se dedican al trabajo duro, precisamente la habilidad, su inteligencia dentro del campo de juego y la visión para crear oportunidades para otros jugadores han puesto a Lienert-Brown por encima de otros y lo han posicionado como un jugar completísimo. Ningún jugador completó más pases en el contacto en la temporada 2019 del Super Rugby y ha continuado con ese estilo en esta RWC.
No hay centro que todavía esté en la competencia que haya completado tantos quiebres limpios (seis) ni corrido más metros con la pelota (6.6mts por corrida). Sus dos asistencias de try, incluyendo una a Scott Barret que colocó a Nueva Zelanda fuera del alcance de sus rivales, los Springboks, en el partido inaugural, son la mayor cantidad por un primer centro actualmente en el torneo. Solamente el argentino Juan Cruz Mallia y el galés Jonathan Davies comparten su número de cuatro tries y dos asistencias.
En particular, fue su actuación ante Sudáfrica la que mostró que estaba listo para los partidos importantes. Los All Blacks se encontraban bajo seria presión en el primer cuarto de hora, pero fue Lienert-Brown el que ayudó a construir el momentum del equipo que luego sería irreversible. Durante ese partido, venció a ocho defensores y es el mayor número registrado por cualquier All Black en una Copa Mundial desde Francia 2007.
Lienert-Brown se adentrará en territorio desconocido este fin de semana, puesto que nunca ha jugado una instancia de cuartos de final en una Copa Mundial. No da nada por sentado, sin embargo. Sabe que se estará enfrentando a una formidable defensa como lo es la de Irlanda.
“Irlanda es un equipo de calidad, están bien dirigidos y estoy seguro que tendrán muchos trucos bajo la manga. Siempre es duro jugar contra ellos, pero, como equipo, estamos en un buen lugar”, dijo.
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