Fue una verdadera ola de tries la de Jaguares en la noche del viernes, en el estadio mundialista de esta ciudad. Sobre todo espectacular en el segundo tiempo, cuando aparecieron jugadores jóvenes, veloces, y que supieron aprovechar el desgaste de Georgia XV, a dos semanas del debut oficial en el Súper Rugby. El resultado final de 66-3 para el equipo argentino refleja la abismal diferencia que hubo anteanoche en el campo de juego, donde los europeos, aunque se esmeraron por intentar imponer su fuerza, casi no lograron atacar. Pero pareció insuficiente.
“Fueron los primeros scrums reales del año”, dijo el entrenador Gonzalo Quesada al final del partido. Fue la primera prueba tras una pretemporada en la que buscó implementar nuevos sistemas de juego, en buena medida forzados por un recambio en el plantel que enfrentará esta nueva edición con las bajas de varios de los más experimentados. Pese al cómodo éxito, el coach tildó de “preocupante” el funcionamiento del scrum argentino, pero también, como test inicial, fue la oportunidad de detectar las fallas para trabajarlas y corregirlas en la semana con miras al siguiente amistoso, otra vez con Georgia XV, el viernes próximo en la cancha del SIC.
Fue, incluso, la oportunidad de chequear el nuevo sistema de juego que busca una impronta con más dinámica, ritmo y caudal de juego de lo que mostró la formación subcampeona en la última edición del certamen. Quesada admitió que no se dio el juego esperado y que lo que se había planteado en la charla técnica previa no se logró plasmar en el campo. Por eso, dispuso que tras el partido y la entrega de premios se quede el plantel en la cancha para una exigencia física adicional. De todos modos, para muchos era el primer juego desde el Mundial.
La mayor satisfacción fue por la capacidad para marcar. En total fueron diez tries (cinco en cada tiempo) apoyados por Bautista Delguy, Francisco Gorrisen, Agustín Creevy, Joaquín Díaz Bonilla, Santiago Carreras, Sebastián Cancelliere (dos), Rodrigo Bruni, Matías Alemanno y Santiago Chocobares.
Entendido que fue el primer partido y que el plantel venía del esfuerzo de pretemporada, hubo gestos de conformidad. No tantos, pero siempre una victoria y tan amplia deja abierto el camino para trabajar con buen ánimo en el camino de los ajustes. “El objetivo es encontrar el espíritu y la cara que queremos que sea nuestra identidad”, detalló el entrenador.
También dejó una advertencia de mesura en cuanto a expectativas. Lo que se logró el año pasado, con presencia en una final, no fue fácil y mucho menos repetirlo. Dio a entender que afirma los pies en la tierra y quiere que todos entiendan que se viene un año de transición para los Jaguares, con nuevos nombres y también una nueva impronta en su juego. El 1 de febrero será el debut, en el estadio de Vélez.
Por: Darío Palavecino
Fotos: Jaguares
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