El clásico entre Jockey y Duendes prometía ser un partido sin licencias más allá de que no había nada en juego. Más allá de esto los protagonistas no defraudaron.
El clásico entre Jockey y Duendes prometía ser un partido sin licencias más allá de que no había nada en juego. Esa condición ya le daba de por sí al enfrentamiento la jerarquía que tenía y los protagonistas no defraudaron. Más allá de los aciertos y errores propios de un partido que ninguno quiere perder, Jockey justificó durante los ochenta minutos la victoria por 22-13 frente al todavía puntero del certamen y junto con otros resultados de la jornada (la victoria de Caranchos sobre GER y la vuelta al triunfo de Uni) abrió un interrogante muy grande a lo que puede suceder en las semifinales de Regional 2004, certamen donde está en juego la Copa Volkswagen.
Este triunfo sirvió para confirmar la levantada del quince de Fisherton que comenzó el torneo de una manera muy anodina, hizo crisis ante Santa Fe Rugby y que a partir de allí pareció recobrar la memoria y encarar los partidos de otra manera, con otra actitud, más comprometidos con el juego. Ayer gran parte del triunfo tuvo que ver con este aspecto.
Los primeros cuarenta minutos fueron muy luchados, de dientes apretados pero emotivos aunque con muy pocas jugadas de riesgo para los ingoles. Jockey pegó primero con el try de Salamanca y a pesar de que fue el equipo que mayormente llevó la propuesta no pudo quebrar la férrea defensa verdinegra. Un penal de Miralles sirvió de descuento para la visita que, sobre todo por el lado de los forwards no le encontraba la vuelta al partido.
El segundo tiempo tuvo otro matiz. Fue mucho más entretenido e incluso se vieron las mejores jugadas del partido.
Los forwards de Jockey sorprendieron por la participación que tuvieron en el juego (a priori no se esperaba tanta) y con mucha dinámica empezaron a inclinar la balanza. Gonzalo Lascurain vulneró por segunda vez el ingoal verdinegro y la victoria empezaba a encariñarse con Fisherton. Para mal de males, Duendes sufrió la expulsión de Andrés Bordoy (por doble amarilla) por lo que tuvo que redoblar sus esfuerzos tanto para atacar a Jockey y descontar, como cuando le tocó defenderse.
Aún así el verdinegro intentó reaccionar pero en ese afán por descontar se equivocó y lo pagó caro. Bianchi encabezaba una contra cuando tiró un salteo demasiado largo que no llegó al destino deseado ya que el Darda del Castillo interceptó la pelota y se fue derechito bajo los palos. Fue una estocada casi letal.
La réplica no se hizo esperar. Nannini, que recién había ingresado, pateó desde mitad de cancha una pelota al fondo y antes de que D’Angelo anulara apareció como un fantasma y apoyó su último try con la camiseta verdinegra (ya arregló su incorporación al Racing de París) aunque no pudo dar vuelta la historia. El clásico, con justicia, volvía a ser de Jockey.
Por Pablo Mihal (Diario La Capital – Rosario)
Foto: Diario La Capital