Joaquín Oviedo proviene de una familia que respira rugby y con Leonel como el “encargado” de abrir el camino en el deporte de la ovalada, el menor de los hermanos también se acercó a la disciplina cuando tenía 11 años, tras haber experimentado su paso por el fútbol.
El hooker y el tercera línea se formaron en Córdoba Athletic y sus condiciones los fueron llevando a transitar otras instancias en sus respectivas carreras. Entre las personas que marcaron al campeón de la M19 con Athletic, la figura de su hermano vuelve a aparecer con firmeza y también la de los entrenadores del club que siempre lo siguieron de cerca y lo ayudaron a proyectarse.
Dueño de un potencial físico privilegiado, tiene una gran adaptabilidad al juego, aprende rápido y lo aplica bien. Pero además, sus compañeros en el seleccionado destacan su carácter para pedir la pelota en los entrenamientos. Su último año de formación y madurez como jugador lo hizo en el más alto nivel que puede pretender un jugador argentino: con Los Pumas.
“Mi sueño en el rugby es la posibilidad de jugar en Los Pumas, debutar y jugar un Mundial”, indicó el jugador que no sumó minutos oficiales con el seleccionado pero sí anotó un try en el primer partido amistoso del elenco nacional en la vuelta a la competencia.
En un 2020 signado por la pandemia de coronavirus, el cordobés tuvo su primera experiencia con el seleccionado mayor y vivió desde adentro la histórica victoria argentina ante los poderosos All Blacks, en el debut del Tres Naciones. En 2019, Oviedo fue campeón con la M19 de su club e integró el seleccionado argentino juvenil que disputó el sudamericano M18; con Los Doguitos fue subcampeón del Argentino Juvenil.
Admirador del basquetbolista Emanuel Ginóbili, Joaquín valora que el rugby le deja como enseñanza el trabajo en equipo y es consciente que todo se logra entrenando mucho. “Esforzándote todo tiene su premio”, destacó, a sabiendas que todavía hay mucho por entrenar y trabajar duro.
Fuente: mundod.com.ar
Foto: mundod.com.ar