Israel Folau volvió, marcó dos tries y dejó en claro que está más vigente que nunca en el rugby japonés. Desde Tonga lo miran de reojo. ¿Por qué? Porque tiene la posibilidad de vestir la camiseta roja en el próximo mundial.
Los casi tres años que pasaron desde su último partido no se notaron y fue la figura de los Shining Arcs que vencieron por 24-23 a Kobelco Kobe Steelers en el inicio de la Rugby League One de Japón que reúne a grandes estrellas del rugby mundial.
En Tonga se frotan las manos, ya que sus padres son oriundos de la isla y esto le permitiría a Folau jugar con los isleños el próximo mundial de Francia 2023. El cambio en las leyes de elegibilidad de World Rugby le abren las puertas del seleccionado y el excapitán tongano, Aleki Lutui, dejó en claro que lo esperan con los brazos abiertos para jugar la Copa del Mundo del próximo año.
“Creo que Tonga le dará la bienvenida a Folau, especialmente porque sus padres son de Tonga. Creo que estará orgulloso de representar al país si se le da la oportunidad”, dijo Lutui y agregó que “todo depende de la decisión individual de cada jugador, si están disponibles, estoy seguro de que lo darán todo por nuestro país. Si tenemos disponibles a personas como Charles Piutau, Malakai Fekitoa, Ngani Laumape y Folau, será increíble”.
Pero no fueron años fáciles para el ex Wallabie. Todo comenzó en abril de 2019, el jugador utilizó sus redes sociales para dejar un mensaje religioso y terminó desnudando una profunda homofobia que rápidamente fue reprobada por el ambiente del rugby y la sociedad australiana y mundial.
Rugby Australia rompió el contrato con Folau que hizo su última presentación en abril en la derrota de Waratahs ante Blues 32-29 en Sídney. A partir de allí, el polifuncional back comenzó a deambular por el rugby league con Catalans Dragons y Southport Tigers en la Copa de Queensland.
Hasta que este fin de semana, llegó el regreso. Se despachó con dos tries y el segundo fue vital para obtener el triunfo en el epílogo del partido en la primera fecha de la League One de Japón. Además, lo eligieron como la figura del partido y con 32 años, el australiano demostró que sigue impecable.