A Raúl Pérez el rugby le entró en vena tarde y a contramano. El nuevo director técnico de XV de la Federación Española de Rugby (FER) descubrió la ovalada con la mayoría de edad en el club Fisherton de su Rosario natal, “aunque la primera opción era jugar al voley, pero a mi amigo Walter y a mí nos pasaron mal el dato del día que entrenaban”.
Como teníamos ganas de hacer algo en serio, terminamos jugando al rugby, un deporte del que no teníamos conocimientos y, mucho menos, sabíamos las reglas, sostuvo el ex segunda línea de Los Pumas.
Lo de ‘aspirina‘, el apelativo por el que se le conoce en este deporte, llegaría un añito más tarde, justo cuando se acababa de sumar al plantel del Duendes Rugby Club, a la sazón el equipo de sus amores. “Yo hacía por entonces el Servicio Militar y estaba de cadete en la farmacia del cuartel. Un día llegué tarde a un entrenamiento y el técnico, José Luis Imhoff, me preguntó bastante enojado el motivo de mi retraso. Le expliqué que había tenido que cerrar la farmacia, pero no hubo modo. Al mandarme a correr, me dijo a los gritos que si ahora “vendía aspirinas”. Y siguió con lo de las aspirinas. Como llevaba poco tiempo en el equipo y los compañeros apenas me conocían, me quedé con ese apodo”, revela.
Casi cuatro décadas después de aquella anécdota que añadió un inesperado compañero de viaje a su amplio bagaje deportivo en la elite del rugby argentino, primero como jugador y después como entrenador, Raúl Pérez aterrizó en España para afrontar el que probablemente sea el reto más exigente de su dilatada carrera vinculado al deporte de la ovalada: llevar al rugby español hasta unas cotas de excelencia competitiva que le permitan codearse de tú a tú con los mejores. “Venir acá es un lindo desafío, qué duda cabe. También es una oportunidad. Siempre me llamó la atención cómo es España, cómo hace para generar en el deporte colectivo tanta calidad, tantos equipos que son muy competitivos y obtienen grandes logros. Eso me llamó la atención y voy a por ello, ver cómo se genera y a tratar de aprovechar esa calidad para acelerar el crecimiento del rugby español”, comenta.
No será, en cualquier caso, una experiencia novedosa en su extenso currículo como entrenador y educador, que abarca un par de décadas. “Tras dirigir a Jaguares, estuve coordinando los PlaDARes (Centros de Alto Rendimiento) a nivel nacional, que ahora son las academias en Argentina, aportando el contenido. Después, en Paraguay, fui a crear el alto rendimiento, que no había, además de dirigir al equipo de la franquicia Olimpia Lions en el torneo de SLAR (Superliga Americana). Acá pretendemos implementar toda esa experiencia acumulada con el objetivo de obtener una mejora en los jugadores, y que eso revierta en que los clubes se enriquezcan, al igual que todas las regiones y, por supuesto, el país”.
Una visita de World Rugby a Madrid, el pasado mes de noviembre, para conocer la evolución del trabajo formativo de alto nivel que se venía realizando, fue la antesala del aterrizaje del preparador argentino en la FER.
“Hubo una reunión con los dirigentes y técnicos de la FER y llegaron a la conclusión de que había que poner el foco en desarrollar academias o lugares donde el jugador pueda entrenar calidad. Y para eso se tiene que tomar a los chicos en edades tempranas. A esta visita vino Daniel Hourcade, con quien yo he trabajado desde 2011. Cuando regresó a la Argentina me habló de este proyecto, y me encantó la idea. Está muy bien eso de desarrollar y estar al lado del jugador a edades tempranas y alimentarlo, darle herramientas, ayudarlo a que crezca. Creo que lo mejor es ver el final de la obra, cuando crece y puede resolver situaciones”, señala.
Raúl Pérez adelanta las líneas maestras de lo que será su labor al mando de la dirección técnica del rugby nacional. “Trataré de unificar criterios y desarrollar el alto rendimiento en un país que viene progresando bien. Así que ahora lo que intentaremos es acompañar esa evolución entrenando a los jugadores y las jugadoras específicamente en lo que es la mejora y la calidad en el gesto. Darle herramientas individuales para que en todo momento tenga la oportunidad de resolver situaciones, las que sean, en ataque o en defensa, o la que requiera su puesto. Esta labor no se ciñe solamente al área técnica, sino al área médica, al de nutrición… Trabajaremos en todos los ladrillos que sirven en la construcción del jugador de nivel. Y, por último, está el seguimiento: estar disponible para el jugador y la jugadora”, explica.
Los jugadores de proyección que cabalgan entre el estadio final de las categorías formativas y el deporte sénior serán los primeros beneficiados de la metodología de trabajo que Aspirina Pérez pretende implantar en el rugby español. Aunque no los únicos. “Habrá una etapa inicial en la que se empezará a trabajar con chicos y chicas entre los 17 y 20 años porque creemos que hay que tomarlos en edades tempranas. Los de 15-16 años también estarán bajo un sistema, no tan exigente como a partir de los 17, pero sí como para que haya una continuidad en el trabajo y, sobre todo, que España ya lo tiene, amplificar el trabajo de las academias que ya existen a todo el país. Dar la posibilidad de que todo el rugby crezca a partir de una metodología, y que de este trabajo se beneficie, no solo el jugador, sino todas las áreas que componen el crecimiento, incluyendo, por supuesto, los entrenadores”.
El hombre elegido por la FER para conducir al rugby nacional a la excelencia deportiva en la formación de futuros talentos valora de manera muy positiva el estrato de rendimiento en el que se encuentra el oval español a nivel internacional. “Sinceramente, llego en un gran momento de España, que se clasificó para el Mundial. En 2019 también podía haberse clasificado, así que a nivel competitivo hay un buen funcionamiento. No es algo casual. Se están haciendo las cosas bien. Esos logros demuestran que España sigue progresando. Esperemos ayudarle con esta propuesta a que crezca aún más. Yo estoy totalmente seguro de que va a ser así”, confía.
Pérez no quiere olvidar la importancia del trabajo de base que realizan los clubes como piedra angular del que parte todo el proceso que vendrá a posteriori. “Sin duda. El club los lleva hasta ahí, los forma, y luego el Alto Rendimiento da la posibilidad de que el chaval se transforme en un jugador competitivo de nivel para la alta competencia”, afirma.
El tiempo apremia y el nuevo gestor del alto rendimiento de la FER tiene ya trazada una hoja de ruta que arranca esta misma semana. “Lo primero es dar a conocer el proyecto, y para ello vamos a estar visitando en los próximos días las diferentes Comunidades, explicando cuál es la idea y tratando de contagiar y que se entusiasmen con ella porque realmente creo que es muy buena. Y además está probada porque en Argentina empezó en 2009 y en 2015 se jugó una semifinal de Copa del Mundo con un plantel que, casi por completo, era generado por ese Plan de Alto Rendimiento. Así que tenemos esa experiencia y sabemos que da sus frutos”, asegura.
Proyectando la mirada hacia el horizonte, el director técnico argentino expresa en palabras el legado que espera poder dejar al final de este periplo al servicio de la FER. “Me gustaría que, dentro de unos años, me quede la sensación de que colaboré con el gran crecimiento del rugby español. Pero insisto en que las cosas se vienen haciendo bien, porque si no no estarían esos logros, no tendrían un equipo competitivo como el que están manteniendo y, obviamente, no estaría clasificado para disputar una Copa del Mundo, lo que ayuda mucho a la difusión y al crecimiento del rugby. Estoy seguro de que ahora habrá más chicos informándose y con ganas de practicar rugby”, concluye.