Los All Blacks sufrieron en Wellington la derrota más amplia de su historia: 43-10 ante los Springboks, apenas una semana después de haberlos vencido en Eden Park. El equipo de Rassie Erasmus dominó de principio a fin y se quedó con la Freedom Cup, en una jornada negra para Nueva Zelanda.
Scott Robertson, quien ya había quedado marcado por la histórica caída frente a Los Pumas en Buenos Aires, volvió a quedar en el ojo de la tormenta. “Es algo que tendremos que analizar pronto, sobre todo con la Bledisloe Cup a la vuelta de la esquina”, reconoció el entrenador.
Los números fueron lapidarios: 46 tackles fallados, scrum y lineout bajo presión, y un segundo tiempo en el que no pudieron sumar puntos. Los Springboks apoyaron cinco tries y sentenciaron una de las páginas más duras en la historia de la camiseta negra.
El próximo desafío para los All Blacks será en Eden Park frente a Australia, donde deberán recomponerse para evitar otra marca negativa: perder por primera vez como locales ante los Wallabies desde 2001.
“Es duro”, dijo el fullback Damian McKenzie tras la derrota del sábado. “Los chicos están sufriendo, eso seguro”.
“Tenemos una semana libre ahora y luego un par de test difíciles contra un equipo australiano que está jugando muy bien.
“Cuando sufres derrotas de esta manera, querés volver a la carga rápidamente, pero estoy seguro de que tendremos una buena reflexión de lo que pasó en Wellington y simplemente tenemos que volver a mostrar nuestra mejor versión”.
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