Los Pumas tuvieron una merecida jornada de descanso y esta vez salieron del libreto y disfrutaron de la vida al aire libre que ofrece Nueva Zelanda.
La mañana arranco tranquila, con una visita organizada por Adidas a una escuela cercana. Por su parte, los forwards no perdieron el tiempo, y junto a Mauricio Reggiardo y Santiago Phelan ensayaron jugadas de line out en el jardín del hotel
Al mediodía, y bajo un lindo sol primaveral, algo no tan frecuente hasta ahora por estas zonas, la delegación disfrutó de un rico asado. El Dr Guillermo Botto, junto al Manager, Alejandro Cubelli, secundaron a Martín Scelzo al frente de la parrilla. El experimentado primera línea demostró nuevamente sus dotes de asador y cocinó para 90 comensales. El plantel recibió la visita de los familiares presentes y todos juntos saborearon el gran asado. Los aplausos para el asador no se hicieron esperar y dieron cierre a lo que ya es un ritual dentro del plantel argentino.
Tras el almuerzo, el lobby del hotel tomo protagonismo por un rato, ya que algunos jugadores eligieron ver vía Internet, el partido entre Argentina y Brasil en fútbol.
Por la tarde, algunos de los integrantes del plantel eligieron descansar en sus habitaciones, por su parte otros miembros del plantel, junto a sus novias y familiares, partieron hacia Huntervielle, un pueblo cercano, en donde los esperaba una excursión muy particular.
El grupo integrado por Alfredo Lalanne, Agustín Creevy, Leonardo Senatore, Martín Rodríguez, Agustín Gosio y Genaro Fessia, arribo a la pintoresca granja situada en el medio de un valle y divididos en grupos fueron en búsqueda de las distintas actividades para hacer. Algunos arrancaron navegando en unas lanchas a motor, las cuales eran piloteadas a gran velocidad por un río que bordeaba el lugar. Por su parte, el resto del grupo probó puntería disparando al disco, disciplina en la cual se destacó Martín Rodríguez y Simon Fathers, PF del plantel quien ya tenía experiencia en el asunto.
A continuación, ambos grupos intercambiaron actividades, para luego sí todos juntos disfrutar de una merienda, con la caída del atardecer.
Parecía que se acababa el paseo, pero la tarde tenia guarda una emoción Más. De repente se oyó ruido de hélices y un helicóptero bajo en el medio de la granja. La oportunidad de un paseo por el lugar atrajo a los jugadores, quienes desafiaron las alturas y disfrutaron de una aventura inédita para la mayoría.
Con la llegada de la noche, la delegación pegó la vuelta para cenar todos juntos en el hotel. Después de un día distinto, Los Pumas probaron un poco la vida al exterior de la atractiva Nueva Zelanda y recargaron las energías en la búsqueda del próximo gran objetivo: el partido frente a Georgia.
UAR
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