La era Daniel Hourcade al frente de Los Pumas arrancó en Inglaterra y continuará en Gales. Sumar señales positivas es el objetivo primordial. El 15 argentino buscará encontrarse con su juego el próximo sábado en el Millenium.
Fueron pocas oportunidades las que tuvo el equipo que hoy dirige para mostrar su impronta. Los Pumas, con el sello de Daniel Hourcade, no van a aparecer tan rápido; creer eso es no entender como funciona un equipo de elite ni asumir que el proceso de establecer los patrones del nuevo entrenador lleva tiempo. Entonces, hay que ejercitar la paciencia.
Sería buenísimo que tan pronto como el primer o segundo test match se pudiera notar el tipo de rugby que propone el tucumano y el nuevo grupo de trabajo que acaba de conformar. Estas cosas no suceden del día a la noche.
Su rugby, el del tucumano, está sustentado en un espíritu más ofensivo que la media del rugby argentino, pues basta recordar la fiebre que desataron Los Pampas XV en 2011 con su rugby vistoso y entretenido y como se le pedía a Los Pumas que reflejaran algo de esa capacidad por llegar al ingoal. Hay que recordar lo bien que jugaba en ataque ese equipo campeón de la copa Vodacom.
Varios de los que estuvieron con él en esos cuatro viajes a Sudáfrica están hoy en Los Pumas y eso ayudará para que el tiempo que lleva entender un nuevo plan de juego sea más corto. Si bien los seleccionados argentinos han mantienen una línea de juego bajada oportunamente por Santiago Phelan, los equipos que conducía Hourcade buscaron siempre un juego más abierto y dinámico. Entonces, el tiempo es clave máxime teniendo en cuenta que los líderes del equipo -dentro y fuera del campo- son justamente quienes jugaron poco y nada bajo su dirección.
El Huevo ansía que sus forwards toquen mucho la pelota, que estén siempre encima del juego, con inteligencia y presencia, yendo para adelante; el offload es un tipo de pase que, en el libro de Hourcade, tiene un lugar de privilegio.
Ex medio scrum, Hourcade trabaja mayoritariamente con los backs, que en sus equipos son de atacar, siempre con claras intenciones de penetrar. El uso del pie es más limitado que el del sábado contra Inglaterra, pero de usarlo, la presión del equipo entero fomenta que el rival se sienta encerrado y aparezcan los errores que luego pueden capitalizar.
Para esto, las destrezas básicas son claves y aquí se incluye tanto el ataque como la defensa. El tackle individual es fundamental: al menos dos de los cuatro tries ingleses vinieron de fallas en el tackle; el último, una grosera falta del pilar Juan Pablo Orlandi que en el uno a uno casi ni tocó al jugador que terminó apoyando.
El planteo para su primer test, uno al que llegó con poco tiempo de trabajo y sin tiempo de reacción, fue hacer las cosas simples. Se le pidió a los jugadores jugar en campo inglés más tiempo que en el propio y obtener mucho más balón que el que tuvieron, sobre todo en el primer tiempo. Los incontables kicks -sobre todo del fullback Lucas González Amorosino que no fueron eficientes- salieron del libreto pactado, aunque no se le puede quitar mérito a los ingleses que cuando presionan lo hacen con un orden impe-cable, cerrando caminos y forzando los kicks.
No fue un buen primer tiempo el de Los Pumas. En el vestuario bajo el West Stand apareció la mano de Hourcade, buen lector de situaciones. Pidiendo tranquilidad, pudo revertir lo que venía mal barajado y dándoles confianza a sus jugadores, jugaron ya sin las ataduras del primer tiempo.
¿Hubiera sido más justo el 24 a 12 que el 31 a 12 final? Probablemente. Sirvió ese segundo tiempo como base para cruzar el sudoeste inglés en la M4, pasando por sobre el Río Severn e ingresar en Gales para la segunda parada del tour que terminará en Roma, con un mejor espíritu.
Lejos están todavía estos Pumas de ser el equipo del Huevo. Lleva tiempo y trabajo poder conseguir que jueguen a lo que él prefiere y promulga. Sirve llegar a Gales sabiendo que el año pasado, atacándolos, Los Pumas tuvieron uno de los mejores partidos de la era Phelan. Hubo tries con los backs con enorme capacidad de ataque.
Contra Inglaterra hubo poco de ataque: una gran reacción de Santiago Cordero corriendo por el touch izquierdo y el avance de Nicolás Sánchez con olor a try que terminó en penal por entender el referí que el capitán Juan Manuel Leguizamón había impedido la defensa, más allá de lo bien que le hubiera hecho a Los Pumas y a un partido por demás chato el try del tucumano.
Con Gales, equipo que también ve en el juego de manos la mejor vía de ataque, se podría dar un partido entretenido. Ojalá porque el partido en Londres fue bastante pobre.
El pésimo estado del campo de juego del Millennium el sábado pasado cuando Gales perdió contra Sudáfrica puede ser un factor clave. Si Los Pumas pueden establecer superioridad en el pack, si a partir del scrum empiezan a envalentonarse, si juegan el lineout como se jugó en Twickenham entonces se puede ser ambicioso con el juego. No será sencillo porque Gales es un gran equipo más allá de que no tuvo un buen arranque en noviembre.
Una de las cosas que hace bien Hourcade es trabajar el grupo humano. Llegará al vestuario del fantástico estadio en pleno centro de Cardiff con dos semanas en el cargo; ya habrá logrado convencer a parte del equipo de lo que quiere y si ese buen mensaje se distribuye y llega a todos, estará empezando a colocar su impronta en el equipo. Ese es el sueño de todos: ver unos Pumas afilados, enfocados, unidos, inteligentes, ambiciosos, preparados, sólidos. Mucho mejor si ganan, pero en estos momentos las pequeñas señales son las que sirven.
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
El capitán del equipo, Julián Montoya, se mostró autocrítico sobre algunas cuestiones del encuentro, pero a la vez rescató los aspectos positivos de Los Pumas, tanto en el...
Leer Más