Rosario y Buenos Aires, ya clasificados a semifinales, definen quién gana el grupo. Es un clásico. Los otros dos equipos de esta zona, Cuyo y Mar del Plata, buscarán sumar los primeros puntos en esta competencia.
Los favoritos de la zona 2 cumplieron y están entre los mejores cuatro del Campeonato Argentino. Tanto Rosario como Buenos Aires, amplios favoritos en el grupo, ganaron sus dos compromisos y ambos consiguieron los boletos a semifinales. Las Águilas con más holgura (130 puntos en sus dos presentaciones) y el Ñandú yendo de menor a mayor. El próximo sábado se medirán por el primer puesto de la zona, que otorga el privilegio de ser local en semis.
En las últimas ediciones de este clásico se han dado partidos de muy buen nivel rugbístico, pues ambos se caracterizan por buscar jugar y desplegar un rugby dinámico. Este choque será un prueba de fuego, donde Buenos Aires y Rosa-rio medirán donde están parados.
Una similitud más es que los números 13 de la URBA y la URR fueron convocados por Los Pumas Seven y ya no formarán parte de los planteles: Matías Moroni y Jerónimo De la Fuente, jugadores de gran peso dentro de los funcionamientos de sus equipos, serán bajas importantes.
En el choque entre Águilas y Ñandúes surgen varios interrogantes: ¿podrá Buenos Aires continuar con su paso arrasador? ¿El joven equipo de Rosario estará a la altura de las circunstancias? Interrogantes que tendrán sus respuestas el sábado.
Por otra parte, el sábado no será una fecha más tanto para Mendoza como para Mar del Plata, pues el futuro de ambos se define en tierras cuyanas. Cuyo y Mar del Plata, ambos con dos caídas en igual cantidad de presentaciones, se medirán en la cancha de Marista RC y el ganador correrá con un poco más de tranquilidad de cara a los partidos por mantener la categoría. Es que el vencedor de este match esquivará medirse con Córdoba y Santa Fe en el repechaje e ingresará en la zona de Alto Valle y Nordeste, algo un tanto más accesible si se quiere haciendo una comparación, pero sin dudas serán dos zonas calientes y ninguno quiere regalar nada.
Por: Lisandro Olearo y Andrés Ruiz
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