Los Pumas necesitan un triunfo urgente. Y la frescura de los jóvenes puede ser una solución. Este proceso recién comienza, pero se necesitan señales. ¿Será el momento de apostar a las caras nuevas del seleccionado argentino?
Hace exactamente una semana en estas mismas páginas pedíamos paciencia con estos Pumas que habían comenzado su camino hacia la reconstrucción con un aceptable segundo tiempo en el arranque de la gira por Europa. Lo de Twickenham permitía presuponer que el siguiente partido, contra Gales, traería una mejora sustancial.
La paciencia es un rasgo de personalidad madura; la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Quienes tienen paciencia saben esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que a las cosas que no dependan estrictamente de uno hay que darles tiempo.
Ahora bien, al pedir esa paciencia no suponíamos que el partido con Gales traería un 40 a 6 lapidario y contundente. Ante un equipo frente al que un año antes se había ganado jugando muy buen rugby se perdió en todos los aspectos; las respuestas anímicas no terminaron de surgir.
Una persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que permite identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos de una manera optimista buscando la armonía. Cuesta ese ejercicio después de un año en el que ni los resultados ni el juego acompañan a estos Pumas.
Lejos de decir que el click fueron las protestas del segunda línea y referente Patricio Albacete al finalizar el primer Rugby Championship, es difícil no establecer que desde octubre del año pasado sólo se le ganó a Gales y a Georgia, cayendo tres veces contra Inglaterra, dos contra Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia respectivamente, además de Francia, Irlanda y Gales la semana pasada. Algo se quebró internamente -o estaba quebrado- y esa queja puso en evidencia lo fraccionado que estaba internamente el equipo.
Pasó un año y con el plantel ya nominado, hubo cambio de entrenadores. Lejos de solucionar el tema -por lo visto en los resultados, poco se sabe de la convivencia en gira- se siguió sin poder levantar cabeza. Ya lo decía Marcelo Bosch, el mejor Puma del 2013: Es un momento en el que cada uno de nosotros tiene que hacer mucha autocrítica; mirarse al espejo y ver si realmente estás dando todo lo que podés.
Dicho por él tiene una connotación muy fuerte. Falta un partido, importante pero que no revertirá la corriente en contra que están tratando de vencer todos los involucrados: jugadores, cuerpo técnico, la UAR. Ya se acaba el año y la ausencia de partidos hasta junio será un buen bálsamo para buscar, con paciencia, serenidad y responsabilidad soluciones de cara a los dos años que vienen y que culminan con el Mundial de Inglaterra en el 2015.
La actividad no para y Hourcade ahora a cargo de las selecciones nacionales deberá armar un rompecabezas bien difícil. ¿Habrá llegado la hora de cuestionar a los jugadores por su rendimiento tanto dentro como fuera de la cancha? ¿Será el momento de mirar hacia delante y quien no esté en sintonía dejarlo fuera del seleccionado?
El plantel en Roma tiene una gran carga de juventud; jóvenes que están teniendo sus primeras oportunidades. Que deben crecer aprendiendo a ganar, o soñando con ganar. Hay jugadores que hace meses eran juveniles, que fueron Pumitas uno o dos años atrás (Tute Moroni o Javier Rojas). ¿Será el momento de los pibes?
No se puede presentar un equipo repleto de jóvenes, pero si estos son el futuro, porque no empezar ese futuro hoy. El buen jugador -caso Matera, en cierta medida Cordero, por citar un par- toma sus oportunidades con las dos manos cuando se le presentan. Sí, mejora con el tiempo, pero aprovecha el momento. Eso es lo que necesitan Los Pumas: jugadores que en el hoy y ahora la rompan. Individual y grupalmente. Que no piensen en lo de afuera y sólo se preocupen por lo de adentro.
Pedíamos paciencia y seguimos intentando ejercitarla; es una virtud bien distinta de la mera pasividad; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza.
Entonces, darle tiempo a unos Pumas en renovación está bien, pero para no perder esa paciencia, es importante ver señales. Italia es un buen comienzo.
Por: Frankie Deges
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