Sebastián Perasso, autor de la serie de libros Rugby Didáctico, tendrá un espacio semanal en CORDOBAXV para expresar todos sus conocimientos sobre el deporte de la ovalada. La historia, sus valores, aspectos técnicos y conocimientos generales.
Como punto de partida al análisis y desarrollo de esta temática, entiendo útil y saludable hacernos algunas preguntas: ¿qué es entrenar?; ¿Para que entrenamos?; ¿qué provecho nos otorga el hecho de entrenar?. Contestando y dando respuesta a estos interrogantes estaremos energizados positivamente para sacar u obtener el máximo rédito de cada entrenamiento.
Que los jugadores conozcan el papel y trascendencia que deriva de la práctica o entrenamiento deportivo, es ayudarlos a concientizarlos sobre su importancia y además contribuye a maximizar su rendimiento a través de los beneficios que de ella se desprenden.
La palabra entrenamiento es de origen ingles y significa “ejercicio”.
Los deportistas muchas veces tienen un concepto equivocado de lo que implica el término entrenamiento, puesto que lo entienden de una manera simplificada y limitada, esto es, como repetición de ejercicios físicos.
No obstante, es necesario aclarar que el entrenamiento deportivo es un proceso mucho más amplio y multifacético.
Por ello, resulta importante entender el término en su real dimensión, no ya como simple ejercicio físico, sino como un sistema que apunta a la preparación integral de los deportistas en las distintas áreas.
En términos generales entrenarse es:
– Prepararse.
– Convencerse.
– Desarrollarse.
– Anticiparse.
1.- Entrenar es prepararse.
Es una realidad que todos los equipos desean ganar, pero con seguridad, no todos ellos están dispuestos a prepararse para obtener triunfos o victorias. Esto es lo que diferencia a un equipo ganador de otro que no lo es.
Prepararse es entrenarse, pero no entrenarse de cualquier manera, sino de una forma organizada, disciplinada, planeada y meditada.
Phill Jackson, múltiple ganador de anillos de la NBA con varias franquicias, se manifiesta en igual sentido y al respecto decía: “La mayoria de los equipos tienen jugadores que quieren ganar, pero no están dispuestos a hacer lo necesario para ello…”
En concordancia con sus palabras, el ex entrenador de los Wallabies Bob Dwyer menciona: “todos los equipos quieren ganar, pero la pregunta que debemos hacernos es si estamos dispuestos a prepararnos para ganar…”
Aquí surge una cuestión central, que no es otra que la preparación.
Un partido de rugby comienza mucho antes del pitazo inicial; comienza en los entrenamientos, y más aún, en la preparación y planificación de esos entrenamientos. En ese sentido, con frecuencia, se tiene un concepto equivocado de lo que significa dar todo. El hecho de que un jugador haya entregado hasta su última gota de sudor en el campo de juego, no necesariamente implica entregarlo todo, ni mucho menos.
El australiano Rod Macqueen, – ex entrenador de los Wallabies – menciona que “dejar todo en la cancha” muchas veces no significa “dar todo”; y que además, ello se utiliza como excusa para justificarse y no trabajar adecuadamente en aspectos importantes del juego.
Es una realidad, que si un jugador no se entrena responsablemente en acondicionar su preparación física; no dedica tiempo a trabajar sus destrezas técnicas, estudiar la táctica, o mejorar sus habilidades mentales, va a ser poco – o nada – lo que pueda dejar dentro del campo de juego, porque – en rigor – no se ha preparado.
Esto se debe a que la preparación, la actitud y la disposición para un partido o competición comienza mucho antes que el inicio del mismo.
La performance exhibida en la cancha, será consecuencia – en gran medida – de todo lo realizado fuera de ella, en el entrenamiento.
El entrenamiento es, en definitiva, sinónimo de preparación para el jugador o el equipo, de cara a una competición.
2.- Entrenar es convencerse.
Así como el entrenamiento otorga innumerables ventajas en el orden técnico y táctico por ejemplo, la práctica contribuye a fortalecer las habilidades psíquicas del deportista. En ese sentido, convencer a sus jugadores, dándoles motivación y confianza es una de las claves que el entrenador buscará como fruto del entrenamiento.
El reconocido entrenador Marcelo Bielsa, resalta con una frase de su autoría el enorme poder de convencimiento que el entrenamiento otorga al equipo. Decía: “Mas vale un sistema equivocado en el que todos crean, que el ideal, si los jugadores no le tienen fe. Entrenar es eso. Convencer de que elegimos el mejor camino…”
A través de la repetición de ejercicios, la automatización de movimientos y el establecimiento de rutinas durante las prácticas, los jugadores lograrán estar más seguros y convencidos de lo que hacen y en consecuencia crecerán en seguridad y confianza.-
3.- Entrenar es desarrollarse.
La tarea de entrenar contribuye a que los jugadores aprendan y se perfeccionen en aspectos relativos al juego; esto es el costado técnico, táctico, físico y mental.
El desarrollo de esos aspectos permite al jugador acercarse al máximo potencial a su alcance. El entrenamiento, es lo que permite y posibilita lograr un crecimiento en el jugador. Sin entrenamiento, el techo de rendimiento será muy bajo y estará supeditado en gran medida al talento o capacidad natural de los jugadores involucrados.
Lo mismo sucede con el entrenador de estilo sumiso (como mencionamos en el capítulo anterior), que deja todo librado al azar y a la decisión y voluntad de los propios jugadores.
En este caso, el entrenador no interviene en el desarrollo del jugador, por lo que su crecimiento y desarrollo dependerá exclusivamente de ellos.
4.- Entrenar es anticiparse.
Entrenar es anticiparse a los inconvenientes, dificultades, vicisitudes y sorpresas que puedan surgir durante un partido.
Entrenarse es prever de antemano, lo que pueda pasar en la competición. Lo contrario de ello sería improvisar.
Todos sabemos que un jugador sorprendido, es – en la practica – un jugador en problemas, que será propenso a desorganizarse y desconcentrarse con mayor facilidad. En ese sentido, el jugador / equipo haragán, que no hace culto del entrenamiento, es mucho más proclive a ser sorprendido por el rival.
El entrenamiento es el mejor antídoto contra la sorpresa; es el mejor remedio para reducir el factor sorpresa a su mínimo exponente.-
Por último, construyendo un paralelo con la vida diaria, podemos decir que el jugador de rugby es como un paciente, un enfermo que necesita curarse de distintos problemas rugbisticos que pudiera tener (físicos, técnicos, tácticos o mentales) a efectos de alcanzar el maximo potencial.
Esos problemas del juego, son como las enfermedades en la vida cotidiana, ya que no le permiten estar en plenitud.
El entrenador – conforme a ese paralelismo – , es una suerte de médico de cabecera, que tendrá como misión eliminar y suprimir esos problemas.
Ahora bien, asi como el medico tiene remedios para sanar; del mismo modo, el entrenador cuenta tambien con herramientas útiles para curar. En efecto, el entrenamiento, constituye el remedio del entrenador, a fin de eliminar esos problemas o deficits de los jugadores.
Así como los médicos cuentan con un consultorio médico para atender a sus pacientes y curar sus enfermedades, en ese sentido los entrenadores disponen de su “propio consultorio” que no es otro que el campo de entrenamientos.
En resumen; si el jugador logra pensar por sí mismo de manera correcta (aspecto táctico), tiene una aptitud atlética envidiable (aspecto físico); ha incorporado las destrezas básicas de manera óptima (aspecto técnico) y además, presenta una fortaleza psíquica ideal (aspecto mental), entonces el entrenador, gracias al entrenamiento o practica deportiva, habrá cumplido con éxito su tarea, porque ese jugador “enfermo” ha sido curado y por lo tanto se encuentra sano, en su plenitud y en condiciones de entregar lo mejor de sí mismo.
Por Sebastián Perasso (Rugby Didáctico)
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