El cordobés Agustín Domínguez pasó por la segunda división de Italia, quedó encantado con el Rugby League y hasta vistió la camiseta de un club de la diminuta Andorra. Conocé la historia del back que ya está de vuelta en Universitario.
El Principado de Andorra es un pequeño país que limita con el sur de Francia y el norte de España, en la región de los Pirineos. Rodeado por montañas y con poco más de 76 mil habitantes, construyó una próspera economía a través del turismo y por ser uno de los denominados paraísos fiscales en el viejo continente.
Tiene, también, un club de rugby: el VPC (Voluntarios de Protección Civil) Andorra Rugby, fundado en 1961 por un grupo de estudiantes que había practicado el deporte en los dos países vecinos y decidió importarlo.
En principio, el equipo compitió en España, afiliado a la Federación Catalana, pero la misma entidad jamás le permitió llegar a la máxima categoría a pesar de los buenos resultados obtenidos por tratarse de un conjunto extranjero.
Desde 1986, entonces, Andorra Rugby disputa el campeonato de los Pirineos en el Fédérale 3 con los del sur de Francia, con un andar irregular en la pasada temporada (terminó sexto) y dos cordobeses en su plantel: Agustín Egea, que completó el campeonato, y Agustín Domínguez, que tuvo que volverse mucho antes por una lesión en un hombro y ya está jugando nuevamente para Universitario.
Sin embargo, Domínguez fue quien dio el primer paso para que los dos amigos puedan llegar a vestirse con la camiseta del Tricolor (azul, amarillo y rojo), como lo conocen por tierras catalanas, no sin antes dejarse llevar por otras experiencias. Llegó, como diría el Chavo del 8, sin querer queriendo.
“Yo había ido a Andorra a trabajar con unos amigos, a probar suerte. No conseguimos trabajo, pero sabía que había un club de rugby y me fui a probar por las dudas, pero no pude entrar porque ya había dos extranjeros, que eran australianos”, relató Domínguez.
“Entonces me fui a Italia porque tenía un amigo que estuvo viviendo acá (Argentina) de intercambio, cuando llegué a su casa me dijo si quería jugar en un club (Alessandria) y yo ya me estaba haciendo la ciudadanía italiana; voy en tren a una prueba a 30 kilómetros de Milán, en el club gustó cómo había jugado, así que me terminé quedando y al final de temporada jugué Rugby League para North West Roosters”.
“Cuando me volví a Argentina estuve un mes de vacaciones, me llamaron de Andorra porque se habían ido los australianos y me dijeron si quería ir a jugar; me pidieron recomendación de otro chico y lo recomendé a Agus Egea, así que nos fuimos los dos”, resumió el back.
El equipo andorrano tiene gran presencia georgiana y uno de los compañeros de Domínguez en el plantel era Otar Barkalaia, que disputó el Mundial de Francia 2007 con los Lelos compartiendo el grupo con los Pumas. “El club depende del gobierno de Andorra, que es muy fuerte, entonces trae ese tipo de jugadores y les dan trabajo y casa. Allá se vive muy bien, hay muy buen nivel de vida y gente con mucho dinero”, contó.
¿Qué ofrece el club? ¿Cuánto es un sueldo promedio?
Yo ganaba 800 euros por mes y me daban una casa para vivir, la comida y pasajes ida y vuelta a la Argentina.
¿El resto de los clubes con los que compiten también son profesionales?
No, no son todos profesionales. Todos tienen un nivel de Preintermedia. Los del sur de Francia con los que jugábamos eran equipos de campo, hay pocos de ciudades grandes como Perpignan o Toulouse. Tienen un nivel bajo.
Es un club no muy bueno en lo deportivo, pero con una economía fuerte…
Sí, tiene una economía fuerte. Ahora al club le están haciendo el estadio porque el fútbol (Sant Julià y Santa Coloma) va a jugar la UEFA (Europa League) y tienen que tener un buen estadio, así que manejan bastante plata.
¿Cómo es la ciudad? ¿Qué hacían?
Es una ciudad muy chiquita, para donde mirés tenés montañas. El nivel del club no es bueno, se entrenaba tres días a la semana y el resto de los dias eran libres. No era mucho el tiempo que te demandaba el club, así que nos íbamos a Barcelona o a recorrer algún lado porque la ciudad te cansaba, siempre la misma gente, todo lo mismo. Mucho para hacer no había.
¿Cómo fue jugar Rugby League en Italia? ¿Qué diferencias encontraste con el de 15?
Jugué cuatro partidos, me gustó más que el de 15 porque es muy dinámico. Siempre tenés la pelota y atacás todo el tiempo, está bueno. Si pudiera me gustaría jugar de nuevo. El tema es que en Italia dura dos meses y medio porque se juega con casi los mismos jugadores que el de 15 después de la temporada.
Es otro deporte…
Sí, al principio es medio complicado. Cuando te caés, una pierna va primero que la otra, la disposición de la pelota es distinta, es diferente la puntuación, se juega con dos aperturas, los números son diferentes…
¿Tenés ganas de volver a Europa?
La experiencia fue muy linda, pero te das cuenta que una elección de estas te puede dejar afuera de todo y el rugby no es lo que te da de comer. Acá está mi familia, tengo trabajo, vivo bien y tengo mis cosas. Cuando uno se va deja muchas cosas de lado que por ahí no valen tanto la pena. Si en algún momento existe la posibilidad, lo pensaría de nuevo, pero no quiero depender de eso, yo sigo haciendo mis cosas.
Por Chris Gómez Csher (rugbyfun.com.ar)
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