La memoria no suele ejercitarse demasiado en este rugby argentino actual. Basta con agudizar la vista o los oídos para darse cuenta de ello, con muchos pataleando y otros pontificando por lo que fueron y dicen aún ser, sin la más mínima autocrítica por sus silencios cuando pudieron o debieron hablar.
Entonces, pedirles resultados (y exclusivamente resultados) a estos jugadores que jugaron en Los Pumas en junio ante Irlanda y Escocia es de una ignorancia alucinante. Sí, por supuesto, lo que se puede preguntar sin necesidad de caer en el viejo patear al caído es cómo no se pudo mantener el resultado que llevaba nueve puntos de diferencia a diez de minutos del final ante Escocia y las explicaciones que vengan por el lado del juego y del lado de la inexperiencia para manejar el partido serán atendibles y seguramente válidas, pero se debe aprender sí o sí. No hay vueltas.
Ese es el gran desafío: aprender y asimilar ya lo ocurrido en esta ventana. Éste aprendizaje debe ser acelerado y, para ponerle los puntos a las íes: el scrum y el line out deben solucionarse al punto de que las pelotas propias sean seguras y que desde ahí se pueda construir juego, sin necesidad de que la defensa sea el baluarte, sino algo más que funciona bien en el bagaje del equipo. Sin obtención propia segura no se puede jugar. Y tampoco, cometiendo penales en más de dos dígitos. Así, no se puede jugar bien.
Atención, a no perder el foco acá… Los que ingresaron al campo de juego demostraron estar a la altura de las circunstancias: ninguno fue pecho frío ni le escapó a la responsabilidad. Más bien, todo lo contrario: todos los jugadores -sin importar edad y currículum- pudieron retirarse de cada partido con la frente alta y mirándose a los ojos… ¿Mortificados por el resultado? Por supuesto. Jugadores y staff no son marcianos y está claro que eso los afectó. Pero ¿quién puede dudar que este equipo hizo todo lo que podía? Y se insiste: no son necios y saben que hubo pasajes en los partidos en los que se jugó mal y que no se hizo bien lo que se esperaba que sí. Pero el crédito está abierto. Los muy jóvenes y también los inexpertos tienen todo para crecer: capacidad, ganas, hambre de gloria, orgullo por vestir la camiseta… todo.
Siempre, la construcción de las cosas (edificios, equipos) se comienza desde la base. Sin una base sólida, aunque sean lindos (edificios, equipos) una vez terminados de construir, el más mínimo temblor los tira abajo.
Los Pumas se están haciendo desde abajo. Y si hubo paciencia antes con años de resultados (y juego) pocos felices, con lo mejor disponible a mano dentro de la cancha, ¿cómo no la va a haber ahora?
Lo positivo ante Escocia
1. Se intentó jugar otra vez buscando establecer los ataques de primera fase y, aunque no estuvo tan bien como contra Irlanda, el equipo mantuvo el envión. Si bien en este partido los wings no fueron tan utilizados, el pack fue el que buscó cambiar el ritmo.
2. El equipo, a pesar de los nueve cambios en la alineación, pudo levantar un inicio negativo y finalizar el primer tiempo (con lo que se suponía a priori una alineación menos consistente) arriba en el marcador.
Lo negativo ante Escocia
1. Las formaciones fijas nuevamente fueron un problema. Mucho más el scrum que el line out, que a pesar de haber perdido pelotas su porcentaje de aciertos fue mayor aunque bajo para el rugby de elite. El fijo mantiene sus inconvenientes también.
1. El tema tackle en las puntas, algunos errores no forzados a la hora de la presentación de la pelota en las situaciones postackle y cantidad de penales cometidos (no sólo la cantidad, sino cuándo y dónde) siguen siendo temas difíciles de resolver.
Por: Eugenio Astesiano
www.Alrugby.com
Este sábado, el puntero Toulouse con el regreso del centro de Los Pumas, Santiago Chocobares y Efraín Elías ingresando a los 57 minutos, el líder de esta competencia, se despachó...
Leer Más