La especulación de que la temporada de Super Rugby Pacific tendrá que jugarse en las costas australianas debido a las restricciones fronterizas impuestas por la pandemia de Covid-19 crecieron en las últimas horas.
Western Force, en Australia, ha cambiado sus partidos de local y se mudará a la costa este para permitir que se lleven a cabo partidos, ya que el Gobierno de Australia Occidental ha impedido que los equipos entren y salgan en avión para jugar en Perth.
Mientras tanto, en Nueva Zelanda, existe la expectativa de que se forme una burbuja en Queenstown, donde tendrán su sede todos sus equipos, incluida el debutante Moana Pasifika.
Los organizadores del Super Rugby no miran más allá de la planificación de las fechas iniciales dada la naturaleza dinámica de la pandemia. Sin embargo, el principal motivo de preocupación es el cuadro de Nueva Zelanda en las últimas etapas del torneo.
La burbuja de Queenstown solo puede mitigar lo suficiente como para permitir que se juegue la primera mitad del torneo pero, con las fuertes restricciones de viaje de Nueva Zelanda, es poco probable que se completen los partidos a partir de abril.
Una solución sería trasladar los partidos cruzados a Australia, así como la serie final para completar el torneo sin comprometer los compromisos de transmisión.
“Eso no es una consideración en este momento. Es un plan de contingencia, pero intentaremos evitarlo tanto como podamos”, dijo Ben Whitaker, ejecutivo de Rugby Australia, al Sydney Morning Herald .
“En el peor de los casos, si necesitamos volver a él en caso de que la situación fronteriza con Nueva Zelanda lo haga necesario, entonces lo tenemos como una opción”.
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— Super Rugby NZ (@SuperRugbyNZ) February 1, 2022
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