Marcelo Loffreda dirigió ante Francia su último partido al frente de los Pumas, a los que ha llevado al mejor Mundial de todos los tiempos y a los que ha colocado entre las punteras selecciones del planeta rugby.
PARÍS — Marcelo Loffreda dirigió ante Francia su último partido al frente de los Pumas, a los que ha llevado al mejor Mundial de todos los tiempos y a los que ha colocado entre las punteras selecciones del planeta rugby.
"Estoy orgulloso de los 8 años que pasé con el grupo, y les agradezco a los jugadores todo lo que me brindaron en ese período que tuvo muchas alegrías pero también grandes sinsabbores", destacó el entrenador tras el encuentro que determinó su salida del mando del plantel.
Con él, un buen puñado de Pumas abandonará la selección, entre ellos el capitán, Agustín Pichot, el hombre que mejor a encarnado el juego de Loffreda y de la mejor generación que ha conocido el rugby albiceleste.
"Demostramos ser el tercer equipo del mundo. En el mundial este equipo jugó como se siente: jugamos por el romanticismo", afirmó el entrenador, quien remarcó que "habrá que apoyar a Mario Barandarián, Daniel Baetti y Diego Cash, y a todos los jugadores que queden involucrados en el nuevo proceso".
Quedará atrás una página gloriosa, iniciada en 2000 cuando Loffreda se hizo con las riendas del equipo, y que ha ido conformándose a base de buen juego y resultados al alza, hasta llegar al tercer puesto conseguido en este Mundial.
La reputación que el técnico se ha ganado al frente de su seleccionado le ha permitido asegurarse su primer contrato profesional, el que le ha ofrecido el Leicester inglés, al que dirigirá las dos próximas temporadas y media por un salario de unos 300.000 euros anuales.
Será un paso adelante para un hombre que ha contribuido a escribir la página más gloriosa del rugby argentino y que se ha ganado el respeto de todo el mundo.
En la firma de su contrato ha tenido mucho que ver uno de sus asistentes, Les Cusworth, que también es uno de los vicepresidentes del Leicester y que le considera "uno de los mejores entrenadores del mundo".
La opinión es compartida por mucha gente. En particular por sus jugadores, que le señalan invariablemente como el principal artífice de la mentalidad ganadora que ha forjado el equipo.
"Siempre da ejemplo y consigue transformar lo negativo en positivo. Nos ha inculcado una fuerza mental que se ha convertido en uno de nuestros fuertes", afirma Manuel Contepomi.
Una mentalidad ganadora que Loffreda ha ido adquiriendo en su vida, en sus estudios de ingeniería y en su trabajo como director comercial de una industria textil, que abandonará por el banquillo del Leicester.
El Tano Loffreda fue un jugador aguerrido que en los 80 se dio a conocer por sus duros placajes y por su fornido bigote. Al final de su carrera pasó a dirigir el San Isidro, un histórico club argentino donde forjó su táctica defensiva, la misma que ha llevado a los Pumas con tan buenos resultados.
En 2000 se hizo cargo de la selección y comenzó a forjar un grupo que ha ido soldando como el cemento. La consistencia interna es la principal característica de los Pumas de Loffreda, un grupo en el que los jugadores tienen mucho que decir porque se sienten escuchados por el seleccionador.
Esa unión le ha servido también para rechazar los envites que le han lanzado los dirigentes del rugby argentino, en permanente conflicto. Cuando en 2005 quisieron pasar la página de Loffreda, una amenaza de motín paró los planes, una táctica que volvió a servir en noviembre pasado.
Tras el buen Mundial de Francia, nadie osa ahora poner en duda la figura del Tano. Se ha ganado un peso importante dentro y fuera del país y su sustitución una patata caliente en las manos de los responsables del rugby.
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