Ya hace un tiempo que trabajo como médico en las cancha de rugby. Ahí trato de ser “neutral” sin fijarme en los colores de las camisetas para hacer mi trabajo de la mejor manera posible.
Dentro de la cancha hay 30 jugadores (entre propios y extraños) y un árbitro con posibilidades de producirse alguna lesión, la misma que puede ser de muy variada magnitud.
Ante una lesión, o cuando un jugador queda tirado en el césped, entro a la cancha y corro lo más rápido posible sin importarme si ése jugador es de mi equipo o del rival. Uno entra a asistir y ayudar a esa persona lastimado aunque la intervención médica sea mínima.
Me ha tocado participar en numerosas situaciones y, en esos momentos no hay colores de camisetas, solamente hay una persona lesionada (generalmente con dolor) que necesita mi ayuda.
En las tribunas la pasión por los colores se vive de otra forma, y ahí se dicen muchas cosas. Me pasó en una oportunidad que mientras asistía a un jugador del equipo rival escuche que alguien grito desde la tribuna: “mirale el color de la camiseta”… era una herida que sangraba y la sangre cambia el color de la camiseta unificando los diferentes colores.
Cuando hay sangre, cuando hay dolor… EL COLOR DE LA CAMISETA no importa y mucho menos el resultado del partido.
Santos David Revol
Médico de La Tablada
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