El sábado chocarán Uruguay y Estados Unidos en busca del pasaje a la Copa del Mundo. En el encuentro de ida igualaron 27-27 en Montevideo.
Faltan 78 días para la mayor cita deportiva de este año. Sí, Brasil está destinado a acaparar la atención mundial por poco más de un mes. Uruguay y Argentina tienen su lugar de privilegio reservado y el optimismo en cada uno de estos dos países es enorme. Nos guste o no, el fútbol es un termómetro social que el rugby no puede ni aspirar a ser.
Para Rugby World Cup 2015 faltan 513 días y el mundo ovalado sabe que primero hay que pasar el Mundial redondo para enfocar el interés en el ovalado. Es así. Los Pumas saben que su Mundial arrancará en el mítico Wembley, los All Blacks serán los primeros rivales, seguidos de Georgia en Gloucester, Tonga y quien clasifique por África, ambos en el estadio del Leicester City.
Del otro lado del Río de la Plata están contando las horas para el próximo sábado cuando en las afueras de Atlanta intenten dar el gran batacazo y clasificar directamente a Inglaterra. El sueño mundialista para los de celeste es clasificar en el Grupo B y jugar contra los Springboks, Samoa, Escocia y el mejor clasificado de Asia.
Dos realidades bien opuestas viven argentinos y uruguayos, tanto en el rugby y en otras cosas del día a día. Pero si nos enfocamos en nuestro deporte, veremos que Los Pumas viven un presente de transformación. El reciente triunfo en la Pacific Rugby Cup es una positiva señal del camino emprendido. Ya pasaron los difíciles días que derivaron en la partida anticipada de Santiago Phelan y el desembarco en el cargo de Head Coach de Daniel Hourcade.
El sistema funcionó y se siguió trabajando buscando mejorar la base de jugadores. Poco se pudo ver de lo que pasó en Australia aunque los reportes hablan del crecimiento cualitativo de quienes viajaron a la PRC, algo importante que permite soñar con la inserción de esta camada de cara a la preparación del Mundial, el objetivo final de este proceso. No es menor el dato que en 2011 hubo once jugadores que viajaron a Nueva Zelanda habiendo pasado por Los Pampas XV.
En ese sentido, Uruguay tiene menos competencia interna y externa lo que hace que partidos como el que empató con Estados Unidos 27 a 27 sean considerados casi hazaña. Y si en la revancha se llevan el partido y la clasificación, habrá sido David (Uruguay tiene 8.554 jugadores) venciendo a Goliath (1.402.985 en Estados Unidos). Después de cómo incomodaron a las Águilas en la Tierra de Los Teros, el equipo de Pablo Lemoine viajó el lunes lleno de esperanzas.
El siguiente paso es enorme y gigantes sus beneficios. Entrar al Mundial para un país como el nuestro es algo acostumbrado ya que Argentina es una de once naciones que estuvieron en cada uno de los siete anteriores. Para Uruguay, que ganó un partido en cada uno de los Mundiales que jugó (1999 y 2003), volver a la elite sería un enorme espaldarazo.
La necesidad del rugby argentino de buscar competencia de mayor nivel implica salir del continente. Antes fue Sudáfrica en la Vodacom Cup, ahora es Australia. Uruguay está lejos de nuestro rugby, más si recordamos que una preselección de Los Teros cayó en su preparación para la serie contra Estados Unidos contra Los Pumitas. Ingresar al Mundial liberará mayores recursos, tanto de Rugby World Cup como del sector público y privado en su país. El dinero no gana partidos pero ayuda a gestionar el crecimiento.
Cuanto más crezca el rugby uruguayo mayores posibilidades habrá de conseguir acá nomás, cruzando el río que nos une, competencia para nuestros seleccionados.
Todos los objetivos de la UAR están ahora apuntados al Mun-dial. Toda la competencia apuntará a encontrar el XV ideal. Esa tranquilidad la da el saberse clasificado desde aquella inolvidable noche de Wellington cuando se le ganó a Escocia en el Mun-dial pasado.
Los Teros no tienen ese lujo. Se juegan una gran carta el sábado y les queda la chance del Repechaje, instancia en la que cayeron en las dos últimas clasificaciones mundialistas. Como hinchas de Los Pumas, digamos ¡vamo’ arriba la Celeste!.
Por: Frankie Deges
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