Recorrer grandes distancias para acudir a su club a entrenar y los horarios nocturnos son dos características en las rutinas de los ‘rugbiers’ argentinos ·
“Desde muy pequeños se les forma en la actitud defensiva como parangón del sentido colectivo, suelen asimilar rápidamente los sistemas tácticos de juego porque tienen buena formación de base y esto hace que sea un tipo de jugador muy apreciado en las ligas profesionales por su capacidad de adaptación” afirma el técnico Esteban Devich.
En Argentina jugar al rugby a cierto nivel no es fácil. Al tratarse de un deporte amateur, los entrenamientos tienen que conciliarse con la vida laboral o los estudios y en muchas ocasiones con ambas al mismo tiempo. Por tanto, alguien que esté jugando y que quiera seguir un régimen de entrenamiento suficiente debe estar dispuesto a hacer un sacrificio para estar a la altura, primero anímico y luego físico. Ante ustedes, la segunda parte de ‘Las cicatrices del rugby argentino’.
Recorrer grandes distancias para acudir a su club a entrenar y, normalmente, en horarios nocturnos son dos características muy comunes en las rutinas de los ‘rugbiers’ argentinos. Para conocer un caso concreto hemos acudido a Ignacio Ulloa, el medio melé de Pucará y del seleccionado seven de Buenos Aires. Así, Nacho nos cuenta cñimo es su jornada normal: “Me levanto a las 7:00 de la mañana, desayuno y me voy corriendo al gimnasio; termino sobre las 9:20 y vuelvo corriendo; me preparo para entrar a trabajar a las 10:00; salgo a las 20:00, me voy caminando a mi casa, agarro el auto y me voy al club, en el que entrenamos de 21:00 a 23:00”.
Los días de gimnasio son lunes, martes, miércoles y jueves. Los días de entrenamiento en club son lunes, martes, jueves y sábado en doble turno hasta que arranquen la competición. Cuando iba a la Facultad era aún más complicado, pues “por la mañana acudía a las clases de 8:00 a 12:00, luego me iba al gimnasio, comía y acto seguido al trabajo hasta las 20:00. Cuando salía, coche y al entreno nocturno. Llegaba a casa destrozado”.
Esta capacidad de sacrificio tiene, sin duda alguna, su prolongación en el estilo de juego argentino.
Esteban Devich, ex jugador y ahora técnico del Vannes, equipo francés de Federal 1, nos cuenta cómo el sentido de pertenencia del individuo al grupo hace que se favorezca el sentido de sacrificio y por tanto la actitud defensiva: “Sin lugar a dudas, el jugador argentino está considerado a priori como un buen defensor. Desde muy pequeños se les forma en las distintas técnicas de ‘tackle’ (placaje) y sobre todo en la actitud defensiva como parangón del sentido colectivo de juego. Dentro de las distintas habilidades defensivas, yo diría que destacan normalmente en el contacto y por conseguir retardar la salida de balón del contrario. También es cierto que los argentinos suelen asimilar rápidamente los sistemas tácticos de juego porque tienen buena formación en la base, esto hace que sean un tipo de jugador apreciado en ligas profesionales por su capacidad de adaptación”.
Por su parte, el técnico de los sub-19 de SIC, Luciano Monti, añade que “históricamente el rugby argentino se ha caracterizado por su garra, por su coraje y el ‘tackle’. La fortaleza mental del jugador argentino viene por la necesidad de sortear adversidades desde edades muy tempranas, esto incide notablemente en la actitud defensiva a nivel de grupo. En edades formativas se trabaja mucho en el ‘tackle’, primero en la pérdida de miedo al contacto y posteriormente sobre la técnica individual”.
Monti continua hablando de la evolución de los sistemas defensivos. “En primer lugar, se trabajó sobre todo en la organización cercana al punto de encuentro para trabajar en la recuperación del balón y el contraataque. Con posterioridad, se comenzó a trabajar sobre los ejes horizontales de la defensa, los lados anchos donde el juego transcurre a otra velocidad y los ángulos de penetración de los portadores de la pelota son distintos”.
Y destaca para concluir que “la defensa es una característica que ha definido el rugby argentino que durante mucho tiempo, fue la insignia y hoy en día es además una herramienta entrenada sistemáticamente y una marca registrada del rugby argentino”.
Para acabar, acudimos a nuestro tercer colaborador, el profesor Carlos López Silva, máximo responsable del desarrollo del rugby en la región Pampeana (una de las siete provincias en las que la UAR divide el país). López Silva, distingue tres factores fundamentales en el plano defensivo: “Primero, el factor mental que permite al jugador estar convencido de sus posibilidades, es el factor que hace que tácticamente esté ocupando el espacio que le corresponde en el campo y que le mantenga en un estado de alerta continuo. Segundo, el factor técnico, por el cual se consigue el éxito en la ejecución de las distintas acciones defensivas y conseguir el objetivo, que no es otro que recuperar la posesión. Tercero pero no menos importante, el factor físico, que permite aumentar las posibilidades de éxito en cada una de las acciones defensivas desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo”.
El profesor López Silva nos termina diciendo, “el éxito defensivo es placentero, quizá más que el ofensivo porque es consecuencia del sacrificio individual y la disciplina colectiva”.
Hay muchos momentos memorables donde la defensa de los ‘Pumas’ se impone al rival. Uno de ellos durante el Mundial de Gales’99 -el único en el que ha participado España- en el encuentro contra Irlanda, cuando los del trébol pusieron los quince jugadores en la ‘touche’ a cinco metros de la línea de marca argentina y tras muchos intentos no consiguieron posar el oval.
Pero particularmente tengo grabado en la retina esos seis minutos del último Mundial de Francia en los que Argentina se disputaba el tercer y cuarto puesto con los anfitriones luego de haberlos derrotado ya en el partido inaugural. Con el tiempo casi ya cumplido de la primera parte y un sorprendente 3-17 en el marcador de Saint Denis, una enrabietada Francia trata de posar el balón en la zona de marca albiceleste. Los ‘bleus’ cargan con su delantera, todos juntos, ‘pick & go’ que no progresa y los ‘Pumas’ que se tiran a ras de suelo una y otra vez gritando… “¡¡¡ abajo, abajo!!!”.
Francia lo sigue intentando sin conseguir su objetivo durante más de tres minutos y, a pesar que los ‘Pumas’ están advertidos del ensayo de castigo se sigue defendiendo al límite. Finalmente, Elissalde decide abrir a los tres cuartos pero éstos tampoco consiguen superar a los defensores. La acción se resuelve con un golpe de castigo en contra de ‘Les Bleus’ por un pisotón impropio de Raphael Ibáñez sobre Rimas Álvarez. Balón a ‘touche’ de Martín Hernández y final de la primera mitad.
Sacrificio y defensa, rugby en carne viva. Y el vídeo lo pueden ver aquí abajo.
César Pérez
Managing Director
Iberian Rugby Contact
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