A días del debut en el Rugby Championship frente a Los Pumas, en Córdoba, el plantel de Nueva Zelanda revivió un capítulo incómodo de su historia reciente: la derrota 38-30 en Wellington, el año pasado, en el inicio del torneo.
Aunque el historial general favorece ampliamente a los All Blacks (35 victorias en 39 partidos), el dominio psicológico se ha erosionado. En los últimos cinco años, el seleccionado argentino logró tres triunfos, rompiendo en 2020 un invicto que llevaba más de tres décadas.
Wellington, una herida abierta
Scott Robertson, entrenador neozelandés, no esconde que aquel tropiezo todavía duele. “Hace un año… un par de rebotes y ellos se mantuvieron en la pelea”, recordó. En esa noche, el plan argentino —presión constante de los delanteros, defensa asfixiante y máxima efectividad en el marcador— desarmó a los Hombres de Negro.
En la revancha, una semana después en Auckland, los All Blacks se impusieron, pero la grieta había quedado.
La receta Puma
Desde Sydney 2020 y Christchurch 2022, Argentina demostró que puede incomodar a los neozelandeses, incluso sin localía. Robertson reconoce la experiencia del plantel dirigido por Felipe Contepomi y su capacidad para “crear mucho, jugar con pasión y definir con velocidad”.
Objetivo: mantener el invicto en Argentina
Pese a esos traspiés, los All Blacks nunca perdieron en suelo argentino. Sin embargo, saben que no es terreno fácil. En 1985, el recordado Hugo Porta anotó los 21 puntos de su equipo en un empate histórico en Buenos Aires.
Robertson, autor del try ganador en la visita de 2001, sabe que la presión del público y la intensidad de Los Pumas pueden jugar un papel clave:
“Con su afición y la pasión que conlleva, la noche está llena. Hay que dar lo mejor en cada partido”.
El sábado, en Córdoba, se escribirá un nuevo capítulo de una rivalidad que dejó de ser previsible.
stuff.co.nz