Buscan ser reconocidos oficialmente por la Unión Argentina de Rugby para tener apoyo económico y deportivo; además, quieren participar en el Mundial de Gales en 2016; el plantel cuenta con 25 jugadores de 12 provincias
Los viejos maestros del rugby, ésos que pasan cada sábado a la mañana formando chicos, sostienen que este deporte enseña a afrontar la adversidad. Cómo ganarle es la cuestión: puede abrirse el camino uno solo o encararlo en grupo. Los obstáculos son diversos (tacklear al adversario, hacer un try, ganar un partido), pero hacerlo junto a los compañeros ayuda a superar barreras, que luego se replicarán en la vida real cotidiana, fuera de la cancha.
Si de superar barreras se trata, pocos equipos deben de tener tantos obstáculos como la Selección de Rugby Sordos Argentina (RSA), que nació a fines de 2013 con la ambición de reunir a jugadores que se comunican principalmente por la Lengua de señas. Sin respaldo económico ni dirigencial, se abren camino con base en tres pilares: esfuerzo, superación y conquista.
“Fundamos RSA junto Mariano Matut. También estaban Durval Palomo y Juan Lopez que por motivos personales dieron un paso al costado. Este proyecto está destinado a que todos los Sordos del país jueguen al rugby y a aquellos que quieran aprender este deporte. No somos solamente nosotros, tenemos un staff deportivo formado por Iván Villegas (Ayudante Sordo), Marcelo Reggiardo (Coordinador deportivo), Armando Parreño (Entrenador principal), Javier Ramón (Segundo entrenador), Martín Conti (Preparador Físico), Julio Taborra (Kinesiólogo) y Laura Maselli (Intérprete de Lengua de Señas Argentina-Español)”, explica Gustavo Díaz, fundador, coordinador y jugador.
RSA tiene un plantel de 25 jugadores de entre 20 y 35 años, más algunos menores en proceso de aprendizaje. Su composición bien federal -hay rugbiers de 12 provincias- los lleva a entrenarse por separado, aunque una vez por mes hacen un encuentro general. “Cuando estamos todos juntos, nos entrenamos por la mañana y jugamos los amistosos a la tarde. Además, cada jugador se entrena con su club de origen”, explica Díaz.
En marzo dieron un paso más y se fueron a Chile para participar en un torneo en Antofagasta. Para que fuera el plantel completo decidieron viajar en ómnibus. Y para afrontar el costo, de 80.000 pesos, solicitaron subsidios, que destinaron a un pozo común. El staff técnico se costeó su parte.
“Tuvimos 40 horas de ida y otras 40 de vuelta para jugar un fin de semana. Este viaje fue una experiencia maravillosa”, recuerda el preparador.
Su participación causó sorpresa en la organización por la conducta y el rendimiento. Cuentan que, terminado el encuentro, el presidente de la unión local se acercó a un colaborador y le confesó: “Cuando me dijeron que venían a jugar los Sordos, me causó gracia. Te pido disculpas: ustedes nos han enseñado muchas cosas. No se detengan. Gracias”.
Ganarles a los prejuicios de la gente es el otro partido que deben afrontar. Díaz cuenta que en cada provincia que visitan los reciben “como con lástima”. Pero afirma que una vez finalizado el encuentro “quedan impactados”.
Entre ellos y los rugbiers convencionales casi no existen diferencias: juegan el mismo deporte. La única cuestión es que los sordos, por no escuchan el silbato del árbitro, palmean al rival si se produce una infracción en un ruck, y si ocurre en otras situación, el oponente levanta los brazos y frena el juego.
Díaz se empeña en subrayar que los Sordos son distintos por una parte, pero a la vez iguales a cualquiera: “No puedo enfatizar suficientemente que ningún cambio significativo puede ser alcanzado hasta que ustedes nos vean como plenamente humanos, y como sus iguales. En verdad, ser diferentes es nuestra fortaleza, porque pensamos visualmente y en las gramáticas de nuestras propias lenguas”.
Mientras todos suponen que la principal barrera es comunicativa, hoy la mayor dificultad pasa por lo material. El seleccionado no cuenta con ningún apoyo económico. “Nos movemos por el país con el certificado de discapacidad. En cada viaje solicitamos alojamiento y comida. Hemos dormido en albergues municipales, hoteles y regimientos. Lo único que no aceptamos, por dignidad, es dormir en el suelo o en carpa. Hemos suspendido encuentros por estas condiciones”, expone.
Tampoco reciben empuje dirigencial: “La UAR nos brinda los permisos para jugar pero ya nos manifestó que no Le interesa tener un seleccionado de Sordos. Esto es lo que más nos sorprende. En Nueva Zelanda, Inglaterra, Gales y varios países más, los Sordos son reconocidos por sus propias uniones. Eso es lo que buscamos”, lamenta Díaz.
Ignacio Rizzi, gerente de la Fundación Unión Argentina de Rugby (FUAR), en diálogo con LA NACION, expone el punto de vista institucional: “No es que no nos interese. Somos conscientes de que existe el seleccionado de sordos”. Y afirma que si la UAR lo oficializa debería solventarlo económicamente. Esto significa que tendría que proveerle indumentaria, entrenador, viáticos y toda la estructura de alto rendimiento que reciben los otros seleccionados, como Jaguares. La FUAR, que nació para brindar ayuda económica a quienes se lesionaron gravemente practicando este deporte, se reunió más de una vez con la Selección de Rugby Sordos Argentina y abrió un canal de diálogo.
Uno de los mayores deseos es que la entidad madre incluya en su apto médico la opción “sordo: sí-no”. En este sentido, desde la FUAR aseguran que iniciaron las acciones con la UAR para que se pueda aplicarlo. Por más insignificante que parezca, Díaz admite que eso ayudaría muchísimo a formar una base de datos de jugadores sordos: “Sentimos que dentro del club de origen no nos toman seriamente cuando viajamos por el seleccionado. Los clubes creen que el jugador Sordo viaja a hacer turismo, y cuando regresa al club lo bajan de categoría. Por ello, solicitamos a la UAR que nos acompañe haciendo las citaciones oficiales. Los Pumas es nuestro modelo, y estamos convencidos de que nuestra presencia en la UAR sería de un gran aporte humano”, propone.
La Selección de Rugby Sordos Argentina sostiene al menos una decena de partidos por año. Hasta ahora la mayoría terminó en derrota, pero eso es algo secundario. La victoria de RSA está en su propia existencia, en convocar gente nueva en cada intercambio con clubes. En definitiva, en no detener su crecimiento.
“Es un orgullo y todo un logro de toda la Comunidad Sorda: la construcción de un techo para que cada uno de los jugadores pueda llevar a cabo su vida deportiva”, subraya Gustavo Díaz, como en una declaración de principios. En abril afrontarán en el país una serie de test matches con Nueva Zelanda y su mayor esperanza pasa por participar en el Mundial de Rugby de Sordos que se hará en Gales en 2016. “Estamos cerca, pero no depende de nosotros sino del país que organiza el Mundial. Es posible que se realice. Si se concreta la posibilidad, participaremos”, se entusiasma Gustavo. A cada obstáculo que se les presenta, dice, lo afrontan basándose en esos tres pilares que hacen a la misión del grupo: “esfuerzo, superación y conquista. Nuestra vida es así”.
¿Como ayudar? Para contactarse con la Selección de Rugby Sordos Argentina se puede seguir @RugbySordos, escribir a [email protected] o visitar la página de Facebook.
Por Agustín Monguillot | Para canchallena.com
En la página de Espartanos, la ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos, hay un video corto...
Leer Más