Cuando jugaba, Fernando del Castillo tenía esa luz propia que tienen los genios; ese don de poder improvisar sobre la marcha y rara vez se equivocaba. Con su cambio de paso se cansó de dejar pintado a rivales, que impotentes, miraban como pasaba. El recuerdo más ilustre es el de 1997, en el try que le puso la frutilla al postre en al final del Nacional de Clubes ante Hindú. Pero desde sus comienzos con la verdiblanca con la camada 71, con los famosos “Wallabies” del Negro D’Angelo, siempre dejó su sello. Siguió mucho su instinto pero su lectura del juego, su vocación y su convicción entre otras cosas lo llevó lejos.
En 1990 fue el gran cambio en su carrera: ganó el Mundial Fira con Los Pumitas, debutó en la primera división del Jockey Club y lo convocaron al seleccionado de Rosario. Tenía apenas 19 años. Siguió creciendo, jugó en Los Pumas y hasta probó suerte en el rugby profesional.
Hoy, muchos años después, el Darda muestra otro perfil, más metódico, medido, no tan explosivo. En la actualidad, Fernando del Castillo trabaja para Sudámerica Rugby (una de las seis Asociaciones Regionales de World Rugby), es su gerente de desarrollo. Tiene varias funciones pero la principal de ellas pasa por organizar el crecimiento y la evolución de las uniones miembro de dicha Asociación. “Hay 16 Uniones en la región (ver aparte) que tienen distintos niveles y en cada uno de ellos hay distintos niveles de servicios y también diferentes niveles de ayuda. El encargado de desarrollo es el que tiene el vínculo con cada una de esas uniones para entender cómo están evolucionando en todas sus áreas”, explicó Fernando del Castillo al empezar a hablar de su trabajo.
¿Cómo trabaja Sudamérica Rugby?
Estamos divididos en distintas áreas y en cada una de ellas hay un responsable: En Competencias está Horacio Herrera; en Alto Rendimiento Daniel Hourcade, en Capacitación & Educación Martín Bassino; en Comunicación Frankie Deges y Pablo Quaranta; en Coordinación de Operaciones, Guillermo Signorelli; y en Desarrollo estoy yo. Nuestro coordinador general es Santiago Ramallo, quien es manager regional de World Rugby en Sudamérica.
¿Cómo se trazan los objetivos?
Son a corto y mediano plazo. Tenemos planes anuales y también a dos o tres años, como lo tienen las uniones. Por eso nosotros tenemos que coordinar lo que hacen las uniones. No es un control estricto pero si una guía, un acompañamiento hacia la toma de decisiones. Después cada área tiene sus funciones específicas y se entrecruzan. Por ejemplo, con la Superliga Americana (Slar) estaba muy en contacto con Chacho Herrera que está en competencias.
¿Hoy por hoy cómo está la región? ¿Qué análisis hacen?
En líneas generales Sudamérica es una región inquieta. Hemos crecido en la cantidad de participantes, gracias a la Superliga y a la gran cantidad de competencias. Nuestro termómetro es la competencia. Si hay buenas competencias hay crecimiento en todos los países.
¿Y para eso que tienen que lograr?
Que más gente juegue al rugby en un ámbito seguro. Tenemos que lograr que haya más competencias domésticas, regionales e internacionales. Ese es a grosso modo nuestro objetivo principal.
¿La Superliga sirvió para fomentar el desarrollo en otros países?
Es el torneo que miran los países que están en el desarrollo. Hay un producto que el chico que empieza a jugar mira hacia arriba y ve; y es ahí le mostramos el camino, que es lo que tiene que hacer un jugador para ser profesional si es lo que él desea. Las elecciones la toman los jugadores, lo que nosotros tratamos de darle es un marco para cada elección.
O sea que es una vidriera a la que los jugadores tienen que apuntar.
Es algo que nosotros no teníamos. Como región, hace dos o tres años, Estados Unidos y Canadá crearon la Major League Rugby (MLR) que si bien está avalada por las uniones de Estados Unidos y Canadá es una liga privada. Acá, la Súperliga, es distinta, es algo mixto, es de la Unión y de un privado, para que la Unión siga teniendo control sobre esa competencia. Así la competencia está bajo el paraguas de Sudamérica Rugby.
¿Cómo es la relación con los distintos países?
Es muy estrecha y estamos muy cerca de las Uniones, a tal punto que hoy por hoy Sudamérica Rugby es la región que más está creciendo.
¿Hay muchas diferencias entre los países?
Las uniones se miden por el éxito de sus seleccionados de mayores, masculinos y femeninos. Esa es la primer vara, el ranking: cómo llegan y cómo están en esa clasificación, si están para pegar un salto, si se están agarrando y están haciendo fuerza… nosotros, básicamente estamos para ayudarlos a tomar buenas decisiones. Cada unión y cada país es un mundo aparte y ves cosas diferentes. Tenemos el fenómeno de Colombia, a Chile y Uruguay que tienen una potencialidad enorme; a Brasil que es un gigante dormido.
¿Qué tiene Brasil de particular?
Brasil había hecho un trabajo espectacular en alto rendimiento, pero no supieron mirar al futuro, ver cuatro años adelante. Le ganaron a Argentina y punto. Demostraron que eran capaces de ganarle pero después ese modelo se terminó. Algo pasó y hoy Brasil está arrancando a hacer las cosas de una manera diferente, con recursos brasileros. Son un continente adentro de un continente y están adelantados en muchas cosas. Están acostumbrados a otra escala de trabajo. Hay mucha gente en Brasil. Le falta años, cultura y tomar buenas decisiones, después tienen todo: la pasión, aman el juego y tienen mucha gente. Y eso que se desarrolla solo en el sur, imaginate cuando haya focos en el norte. Brasil es grande, muy grande.
El tema de la pandemia, ¿En cuanto los perjudico en su trabajo?
Podés tener dos visiones del tema. Por un lado con el coronavirus se cortó la competencia y eso hizo que se corte todo. Para nosotros la competencia es la base de todo, por lo que el daño es tremendo. Sabíamos que no había solución y hubo que bajar rápido esa persiana. Ahora estamos trabajando para crear las condiciones óptimas, el marco para que pueda desarrollarse la competencia sin problemas. Si se puede organizar algo sería en Uruguay bajo los estrictos requisitos establecidos por los distintos organismos de salud. Obviamente estamos expectantes de cómo evoluciona esta situación y de lo que pase con los gobiernos. Sabemos que cuando den luz verde tenemos que estar preparados. Por otro lado, al tener todo este tiempo ocioso, se descubrieron formas de trabajar que obviamente llegaron para quedarse. El zoom, por ejemplo, es una herramienta que sirve y mucho y nos sirvió en estos cuatro meses no sólo para estar en comunicación permanente con las distintas uniones, sino también para darnos cuenta de que de esa manera se gana muchísimo tiempo.
Por Pablo Mihal
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