Francia debutó en la primera final de la Copa Mundial de 1987 emanando confianza tras su estresante victoria en el último minuto ante Australia, en las semifinales de la semana anterior.
Francia debutó en la primera final de la Copa Mundial de 1987 emanando confianza tras su estresante victoria en el último minuto ante Australia, en las semifinales de la semana anterior.
Sin embargo, les esperaba un equipo de Nueva Zelanda que había barrido de la cancha a todos los seleccionados a los que se había enfrentado hasta entonces con un rugby sublime.
Los All Blacks trataron inicialmente, con cautela, de asegurar el encuentro con el apertura Grant Fox, que pasó casi todo el primer período pateando afuera de su campo o a los palos.
La máquina anotadora de puntos pasó entre los postes, además de sumar un drop, para darle la ventaja a su equipo a los 14 minutos.
Tres minutos más tarde la presión de los All Blacks se unió con la brillantez de su tercera línea, Michael Jones, rompiendo la defensa y anotando el primer try, siendo convertido por Fox.
Los apasionados franceses defendieron con todo lo que tenían y mantuvieron intacta su línea de marca durante los siguientes dos cuartos, a pesar del dominio de Nueva Zelanda, tanto el territorio como la posesión.
La presión se transformó en puntos
Tras ir perdiendo por 9-0 en el descanso, Les Bleus, como cualquier equipo que juegue con pocos balones disponibles, incurría regularmente en penales y Fox no falló ninguno, transformando los cuatro intentos que tuvo en puntos.
La victoria se selló para los locales cuando el medio scrum y capitán neozelandés, David Kirk, pasó por encima de todos para apoyar el segundo try de su equipo a los 60 minutos.
Dos minutos después, Kirk seguía empeñado y se escapó de un ruck, zafandose de un tackle, para pasarle el balón al afamado wing, John Kirwan. La sensación rubia, que entrenó a Italia en la Copa Mundial de 2003 y a Japón en esta de 2007, corrió hasta la punta para anotar y levantar de sus asientos al respetable público.
Pierre Berbizier, medio scrum de Francia que sucedió a Kirwan en el seleccionado italiano, anotó un try merecido en los momentos finales pero no era suficiente para detener los brazos de sus contrarios, que alzarían la Copa Webb Ellis minutos después.
La historia se escribió y el rugby tuvo finalmente un campeón del mundo.
irb.com