El renovado Pampas comenzará una semana más tarde su participación en la tercera edición del Súper Rugby Américas y su entrenador principal Juan Manuel Leguizamón agradece el tiempo extra.
“El desorden típico de una pretemporada se va achicando día a día. Al renovarse una buena porción del equipo, trabajamos en repasar cosas del año pasado, innovando y metiendo cosas nuevas,” dice el ex tercera línea internacional. “Son procesos de enseñanza a los que hay que darle continuidad.”
Cuando fue nombrado Head Coach de la franquicia con base en Buenos Aires, hubo sorpresa. A pesar de una carrera intachable como jugador, no tenía experiencia conduciendo equipos.
“Al lesionarme en Nueva York en mi primer partido, me quedé y trabajé como asistente del entrenador y al año siguiente fue consultor.”
“Pero mi primera vez como head coach fue el año pasado; un año más tarde lo vivo bien, con más experiencia. Conocés mejor el rol.”
Para Leguizamón, el rugby se compone de varios matices y destaca la “convicción y compromiso de los chicos. Hacemos mucho, foco en el juego, pero muchísimo en el desarrollo del equipo, en la comunicación.”
“Tratamos de construir un equipo en seis meses. Creemos mucho en las cosas que van paralelas – en el juego y en generar que los chicos se sientan en un entorno de alegría, amor y confianza, que impacte en la cancha.”
Su larga experiencia en el más alto nivel – se fue muy joven a Europa y jugó en además de en Los Pumas entre 2005 y 2019, en London Irish, Stade Français, Lyon, Jaguares y en la franquicia de Nueva York en la MLR – le permitió sacar las cosas positivas y negativas de un ámbito profesional, para volcarlas a su estilo.
“Los jugadores son todos buenos, entonces hay que enfocarse en otras cosas. Hay que asegurar un buen entorno. Como jugador, tuve experiencias buenas y otras con ausencia en estos aspectos, lo que me levantó una alarma.”
En definitiva, lo que Leguizamón y su staff buscan dentro de un profesionalismo pleno, 24/7, es generar un ámbito “más humano, más natural, con más lógica, con más sentido común. Con buena comunicación.”
Eso generó Pampas el año pasado, lo que alentó a ‘Legui’ a seguir una segunda temporada. “Fueron cosas que me hicieron bien vivirlas, percibirlas. El compromiso de los jugadores me movió el piso, me gustó ver como se comprometían y evolucionaban; rescato la capacidad de los chicos de adaptarse, de incorporar jugadores. Es reconfortante, gratificante, el poder generar eso.”
Aún así, Pampas tiene una enorme variación en su plantel respecto al año pasado, una combinación de lesionados, otros que emigraron y “porque le dimos oportunidades a otros chicos. Por suerte, Argentina tiene un montón de jugadores con hambre, ganas de progresar, de jugar en este nivel de Dogos, Pampas, Tarucas.”
“El desafío es poder ampliar la base de jugadores y ver a los que levantaron la mano en sus clubes.”
Pampas terminó primero en la fase regular – solo cayó con Dogos XV 14-18 en la cuarta fecha – aunque quedó a centímetros del trofeo, cayendo en casa en el Club Atlético San Isidro, contra el mismo rival por 37-23.
“En cuanto al juego, la idea es continuar con lo hecho el año pasado: ser intensos, con energía, correr mucho, jugar con velocidad. Esos fundamentos los mantenemos y los reforzamos desde el mensaje y llevándolos a la cancha.”
“Es entender el equilibrio de entender que demanda el juego en cada momento. No hay mucho nuevo, es jugar al rugby en velocidad e imponiendo el juego. El rugby no es complejo el rugby. Queremos que los chicos se adueñen del mensaje, se hagan responsables.”
“No tenemos objetivos numéricos – el enfoque está clarísimo. A todos les gusta salir campeón, pero estamos enfocados plenamente en otras cosas, en construir el equipo y consolidarlo. Tenemos que fortalecernos en un montón de cosas antes de pensar en un triunfo o un campeonato.”
Respecto a los jugadores, el objetivo es tratar de desarrollarlos lo máximo posible. Como dice el entrenador, “que generen atención en los entrenadores de los Pumas.”
“Sería un placer ver que a Los Pumas les llamaron la atención jugadores nuestros, de Tarucas, de Dogos. El objetivo es ampliar la base de jugadores, poder competir y que los pumas estén en un nivel superior.”
Como entrenador, ayudar a que jugadores den ese paso al rugby internacional genera satisfacción.
“Cuando llamaron a Joaquín Moro, a Pernas, a Justo Piccardo y a Nicolás Damorín estuvo buenísimo porque vivimos con ellos seis meses. No somos más que acompañantes con la idea de empujar hacia arriba. Eso fue responsabilidad y culpa de ellos,” dice convencido.
En definitiva, en el manual del coach según Legui, “buscamos que los chicos se enamoren del lugar donde están.”
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