LONDRES.- Las críticas habían abierto heridas profundas, pero los ingleses borraron de su humanidad esas marcas por los pobres desempeños con una actuación de alto vuelo. En la vuelta a Twickenham, los Hombres de la Rosa humillaron a Francia en una demostración implacable para imponerse por 34-10.
En lo que fue la mejor labor en la era de Martin Johnson como coach, los británicos dejaron a Les Bleus fuera de la carrera por el título, relegándolos a la cuarta posición. El líder Irlanda (8 unidades) y su escolta Gales (6 puntos), el último campeón, se medirán el próximo sábado en Cardiff y allí se definirá quién se queda con el codiciado trofeo de plata.
El dominio inglés empezó a consumarse a partir del kick-off y la goleada empezó a delinearse con la tempranera -al minuto- conquista de Riki Flutey. La ferocidad defensiva y la precisión en ataque de los dueños de casa contrastó -en gran parte por dicho sometimiento- con la endeblez de los dirigidos por Marc Lièvremont. Los tries de Mark Cueto, Delon Armitage y Joe Worsley completaron ese primer tiempo de excelencia de la formación inglesa, que en el descanso estaba al frente por un inapelable 29-0. Apenas se reanudaron las acciones, golpeó nuevamente Flutey (34-0), y dicha anotación dictó sentencia.
La amplia diferencia numérica y en el juego se volvió irreversible; tanto es así que por un momento se pensó que podía revivirse el triunfo récord por 37-0, concretado hace 98 años (1911).
Con la seguridad que le daba ver a su oponente sin salida, los vencedores declinaron en su intensidad, postura que permitió la tibia levantada de los franceses. Dimitri Szarzewski y Julien Malzieu llegaron al in-goal, aunque nada de lo que hicieran podía alcanzar para apagar el fuego de un rival que reivindicó su honor, después de las dolorosas caídas frente a los irlandeses y los galeses en los compromisos previos (sólo habían superado a Italia en el debut).
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