Aunque Nueva Zelanda mantiene una fortaleza histórica en Eden Park, Parsons advirtió que el choque frente al actual campeón del mundo está lejos de ser un trámite. Sudáfrica llega con confianza, tras haber ganado los últimos cuatro cruces entre ambos equipos.
El ex capitán de los Blues remarcó que los All Blacks deben tomar nota de lo hecho por Australia en su triunfo sobre los Springboks:
Juego con el pie inteligente: 50:22, patadas cruzadas, grubbers detrás de la defensa.
Explotar debilidades en el aire: elegir bien los perfiles para disputar el juego aéreo.
Puentes y pases largos: recursos que expusieron la defensa agresiva sudafricana.
“Habrá que encontrar el equilibrio entre riesgo y recompensa. El ADN de los All Blacks es jugar con las manos, pero no deben desviarse demasiado de lo que saben hacer”, sostuvo.
Según Parsons, las estadísticas muestran que los Springboks son más efectivos cuando son conservadores:
En sus victorias, promedian 5,5 quiebres de línea y 4 tries al ingresar en las 22.
En sus derrotas, registran 14 quiebres de línea pero apenas 1,5 puntos en zona roja.
Además, cuando ganan tienen un 64% de líneas de ganancia, mientras que en las derrotas esa cifra sube al 78%, lo que demuestra que arriesgar más les genera errores y pérdidas.
Parsons concluyó que los de Rassie Erasmus probablemente apuesten a un rugby pragmático, con juego aéreo y posesión controlada, mientras que Nueva Zelanda deberá combinar su ADN ofensivo con la capacidad de adaptarse a las condiciones y presionar al campeón del mundo en su propio terreno.