La crisis que envuelve al rugby bonaerense parece no tener fin; tras el comunicado Campagnoli acusó a la Unión Argentina de no respetar instituciones ni personas.
Está enojado. Aunque no lo exprese públicamente, siente que la Unión de Rugby de Buenos Aires (UAR) lo traicionó. “Primero nos dicen que van a aceptar y acompañar lo que decida la unión y después salen con el comunicado. Ni siquiera llamaron por teléfono para avisar”, dice a LA NACION Carlos Campagnoli, presidente de la URBA. Ya pasaron más de 48 horas desde que la UAR lanzara el comunicado en el que “llama a la reflexión” a los dirigentes bonaerenses y recuerda que “la UAR es la autoridad suprema en la interpretación de las normas”.
A la hora de ensayar una respuesta, Campagnoli no se anda con eufemismos: “La UAR invade la autonomía de la URBA, pero además le falta el respeto y subestima la capacidad de los presidentes de los clubes al invitarlos a reflexionar 48 horas después de haberse constituido, en asamblea extraordinaria, más del 90% de los clubes y haber tomado una resolución por tercer año consecutivo con profundos debates”.
-¿Cómo le cayó el comunicado de la UAR?
-Esperaba otra cosa, incluso un llamado, algo más conciliador. El comunicado me sorprende y lo lamento por sus expresiones.
-¿Qué fue lo que le molestó?
-Piden una reflexión sobre algo que ellos mismos habían acompañado expresamente y en declaraciones en los medios ¿Cómo creen, si no, que llegamos a la asamblea? Entre otras cosas, porque luego de reuniones donde estuvieron todos los que ahora hablan desde la UAR, nos avalaron a proponer lo que era la figura del invitado. Es decir, los jugadores estaban en el Pladar, pero no cobraban beca.
-¿Por qué creé que ocurrió eso?
-No sé. Me llama la atención el vaivén de las decisiones: primero avalan y acompañan y luego lo desconocen. Me llama también la atención la intromisión de las autoridades de UAR en asuntos muy internos nuestros. No sólo se meten con la unión, que es autónoma en estas cosas, sino que avanzan sobre los dirigentes de los clubes, sobre los clubes que votaron en asamblea, y ahora demagógicamente sobre los jugadores con el latiguillo «la UAR quiere que jueguen todos», cuando los únicos que dimos un paso para que ello suceda fuimos nosotros con la asamblea.
-De ambos lados se cruzan acusaciones todos los días. ¿Cómo se termina con el conflicto?
-Dejen que la URBA lo resuelva con sus más de 100 años de vida y de historia y con la experiencia que los hombres y jugadores de Buenos Aires tienen, así podremos dialogar, acordar y entendernos. Tengo muchos años en el rugby y veo que acá estamos vulnerando uno de sus valores: el respeto. Ya no se respeta ni instituciones ni personas.
Mientras los dirigentes cruzan misiles por los medios todos los días, los jugadores siguen esperando una solución que les permita jugar al rugby.
UNA PREMISA FUERA DE DISCUSIÓN
En la última asamblea extraordinaria la URBA consiguió aprobar la modificación estatutaria con poco más del 70 por ciento de apoyo. Pese a esto, Campagnoli confía en la unidad dentro de la unión y lanza una advertencia: “No pretendan dividirnos porque nos unen los principios y la pertenencia a una misma unión de clubes”.
Por Santiago Dapelo
LA NACION
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