El escenario es el hall del hotel donde se hospedaron Los Pumas en esta ciudad por 13 días. Ellos llegan y se acomodan como si fuera el living de una casa ajena. “¿Acá está bien?”, pregunta con solemne humildad Manuel, uno de los dos mellizos Contepomi. Felipe ya se había acomodado
LYON – El escenario es el hall del hotel donde se hospedaron Los Pumas en esta ciudad por 13 días. Ellos llegan y se acomodan como si fuera el living de una casa ajena. "¿Acá está bien?", pregunta con solemne humildad Manuel, uno de los dos mellizos Contepomi. Felipe ya se había acomodado.
El tema sale natural, como si ya supieran de qué se iba a hablar. Manuel toma la batuta: "Al rugby empezamos a jugarlo en el jardín de casa. Papá y los tres hermanos mayores ya lo practicaban. Además en el colegio era el deporte principal".
Lo hacían por hobby. Porque sus amigos también jugaban. Hasta que llegaron a la Primera del club (el mismo que el del colegio). Felipe comienza: "Yo debuté una semana antes en Newman pero él arrancó un mes antes en la selección. A partir de ahí vimos que podía ser algo serio aunque nunca tanto". Manuel interrumpe: "Felipe estudiaba medicina y yo para licenciado en marketing. El rugby era importante pero no lo veíamos como trabajo".
Papá Carlos (Pomi para los amigos) ya había escrito su historia en el rugby argentino. "No llegó a ser Puma porque jugó en el seleccionado hasta antes de la gira a Sudáfrica (donde Argentina empezó a llamarse Los Pumas). Dejó porque se fue a Inglaterra por una beca de medicina", recuerda Manuel. "Y en los años 70 fue manager del equipo", agrega su hermano.
Aprovechan el tema y enganchan a su familia: numerosa, famosa, particular y familiera. Felipe le gana el micrófono a quien ya decidió volver a jugar a Newman: "Somos cinco hombres y tres mujeres. Además están los cuatro Villegas, que vinieron a casa cuando sus padres murieron en un accidente de avión en 1988. Aunque nunca vivimos todos juntos, siempre nos juntamos. Somos muy unidos".
Y cada uno se dedica a lo suyo. "Bebe anda con su periodismo y su música (es un reconocido periodista de rock en la televisión y radio argentina), Juampi con su trabajo de sacerdote, Pancho que es economista, mi hermana mayor (Lía) que enseña en un colegio de sordos… Y eso es lo que hace divertidas las reuniones", explica Manu.
¿Pero que harán ellos dos?: "Felipe va a seguir con la medicina y yo (duda por primera vez en la entrevista)… Voy a ser empresario (se ríe y mira a su hermano). Ya Veremos. Ahora pienso en el Mundial".
Los hermanos Contepomi (o Macana, como les dice el capitán Agustín Pichot) disfrutan jugar juntos. "El entendimiento natural dentro de la cancha se nota -dice Felipe-. Si nos insultamos, en la siguiente pelota ya estamos juntos. Cuando tengo que elegir a alguien, siempre lo agarro a Manuel".
Continúa el jugador del Leinster irlandés. "Cuando estoy en el seleccionado, fuera de la cancha, es importante tener una persona al lado que me conozca tanto para que capte cómo estoy. A veces estoy mal y él se da cuenta. No hay nada tan gratificante como que alguien toque la puerta para sentarse a hablar. Es una fortuna única".
Antes de terminar la entrevista llega, para ellos, el momento más difícil. Definir a su mellizo-compañero-amigo delante de él. "Felipe es una persona muy simple y con muchas condiciones, no sólo físicas o deportivas. Esa simpleza es la que genera que gente que no lo conoce, crea que puede ser un agrandado. Nada que ver. Pone mucha garra a lo que hace, es metódico y cuando se fija un objetivo, lo cumple".
El turno de Felipe: "Es difícil decirlo delante de él. Lo que destaco de él es la cabeza. Siempre digo que el único con el que no quiero entrenarme en contra es Manuel. Porque te gana de arriba. Y eso lo contagia. Está todo el tiempo dando sin pensar en recibir. Lo considero como un amigo".
Aún queda un tema escamoso a la hora de enfrentar a los mellizos. ¿Quién es el más grande? "No sabemos. Dicen que el que sale primero es el más grande. Manuel salió primero y papá también siempre dice que Manu es el más grande y así lo inscribieron. Pero seguimos sin saber", explica ¿el menor? "Igual, mirá que somos el 6 y 7, así que si es por herencia, estamos mal igual".