La histórica derrota sufrida hace un año en Santa Fe, cuando Los Pumas vencieron 67-27 a Australia, sigue marcando al seleccionado oceánico. El wing Max Jorgensen reconoció que aquella caída fue “un punto de inflexión” en la reconstrucción del equipo de Joe Schmidt.
“Nadie quiere perder así, sobre todo después de ir ganando por 15 puntos. Sabíamos que teníamos que dar un giro para que no volviera a ocurrir”, señaló el joven back, que esta semana cumplió 21 años.
Desde entonces, los Wallabies evitaron nuevas goleadas, superaron desafíos en Twickenham y Ellis Park, y hasta consiguieron una resonante victoria ante los British & Irish Lions. Sin embargo, las cicatrices de Santa Fe aún persisten y el plantel volvió a repasar ese partido en la previa de la revancha del sábado en Townsville.
El entrenador mantendría la base del conjunto ganador, aunque no podrá contar con Tom Wright (rotura de ligamento cruzado) ni con Will Skelton, quien regresó a Francia. En contrapartida, se espera el retorno del capitán Harry Wilson, además de Allan Alaalatoa, Pete Samu y Tom Lynagh.
Los medios Nic White y Joe Suaalii superaron los protocolos de conmoción, mientras que Jorgensen podría desempeñarse como fullback si Schmidt lo requiere.
Con el envión de la histórica victoria sobre los All Blacks en Buenos Aires, Los Pumas pondrán a prueba la defensa australiana, especialmente en el juego aéreo, un aspecto que ya expusieron en Sudáfrica.
“Sabemos que Argentina es una amenaza, pero si nos mantenemos firmes, vamos a estar bien”, aseguró Jorgensen con confianza.
Créditos: AAP