El rugby amateur argentino atraviesa un punto de tensión que ya no puede disimularse. Así lo expuso Martín Mackey, ex preparador físico de Los Pumas y actual Director Deportivo del Jockey Club Rosario, al poner en discusión un modelo que, lejos de fortalecer a los clubes, amenaza con desgastarlos desde adentro.
Con la autoridad que le dan décadas de trabajo en el alto rendimiento y en la formación, Mackey fue directo: hoy el rugby de clubes entrena bajo lógicas propias del profesionalismo, pero sin contar con sus recursos, sus tiempos de recuperación ni sus márgenes de descanso. El resultado es un sistema exigido al extremo.
La radiografía es clara. Jornadas de entrenamiento que se multiplican durante la semana, extensiones de la temporada con pre y postemporadas cada vez más largas, sesiones de gimnasio, análisis de video y abordajes interdisciplinarios que, en muchos casos, terminan saturando a jugadores y entrenadores. Todo, en un contexto estrictamente amateur.
“El problema no es la pasión”, plantea Mackey, sino la confusión entre compromiso y disponibilidad total. Entrenar más no siempre significa entrenar mejor. Y cuando la carga supera a la vocación, aparecen las consecuencias: aumento de lesiones, agotamiento mental y pérdida del disfrute que históricamente caracterizó al rugby de clubes.
El trasfondo del planteo es aún más profundo. El rugby amateur no nació para copiar al profesionalismo, sino para formar personas, construir identidad y sostener la vida social de los clubes. Ese entramado es, además, la base que nutre al alto rendimiento argentino. Si se resiente, todo el sistema lo siente.
Por eso, el mensaje no busca confrontar sino invitar a revisar. Simplificar procesos, cuidar a quienes sostienen el juego cada semana y devolverle sentido a la práctica amateur aparece como una necesidad urgente, no como una consigna romántica.
La advertencia está hecha. Escuchar a quienes conocen el camino puede ser la diferencia entre evolucionar o seguir empujando un modelo que ya muestra señales claras de desgaste. El debate está abierto, y el tiempo para darlo es ahora.









Hora de que haya liga nacional. Y si es necesario profesionalizar los clubes, que se haga.