La renuncia de Santiago Phelan se anticipa a lo que iba a ser la no renovación de su cargo en diciembre próximo, con lo cual, lo que llama la atención es el momento de la dimisión.
Con su salida se cierra un ciclo que desde lo deportivo y estadístico para Los Pumas no fue bueno. El equipo no encontró un estilo, no consiguió hacer pie ni sentirse cómodo en el campo, salvo en contadas ocasiones.
Como ex Puma, hubo siempre para con él muchas y merecidas loas. Vimos y veremos muy pocos como él dentro de una cancha con la celeste y blanca entregando todo hasta el agotamiento, tackleando sin parar, aún en las situaciones más adversas. Sin embargo, como entrenador fue bastante cuestionado desde el principio, al frente de un equipo que tuvo muchos altibajos en su rendimiento a lo largo de los seis años en los que estuvo como Head Coach. Sí, hay que decir que en los últimos tiempos Tati había buscado e intentado empezar a dotar al equipo de un estilo más ofensivo.
Como entrenador contemporáneo de sus dirigidos y en algunos casos ex compañero, sólo su personalidad, temple de acero, seriedad y rectitud le permitieron cargar sobre su espalda y asimilar cosas con las que tuvo que lidiar -y lidió hasta último momento- y pilotear tempestades y vanidades de otros más preocupados por cosas extradeportivas que deportivas en una época de cambios profundos y radicales en la estructura del rugby argentino. Tati, con su honestidad y don de gente a cuestas, siempre puso la cara para tratar de amoldarse a ellos y también, para hacerse cargo de los errores en el juego, aprendiendo sobre la marcha cómo resolverlos, aunque no siempre pudo hacerlo de la mejor manera.
Lo ocurrido en este último Rugby Championship dentro del campo pero fundamentalmente fuera de él determinó que su salida como Head Coach se apresurara. Para alguien con las características de ser humano de Santiago Phelan, es una salida inmerecida, poco feliz y nada elegante. Una lástima que haya terminado así.
Por: Eugenio Astesiano
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Le quedó grande
Santiago Phelan sorprendió a todos el lunes cuando confirmó su alejamiento como head coach de Los Pumas a sólo un mes y medio de que finalice su contrato con la UAR y a 10 días de comenzar la gira por Europa. Lo que era un secreto a voces se concretó tras no poder soportar las diferencias con su staff técnico y jugadores referentes, las cuales se hicieron públicas después de la dura derrota ante Sudáfrica (73 a 13). Lamentablemente para Tati su salida del seleccionado no fue la esperada y hasta un tanto desprolija. Los números negativos en su proceso hablan de una falta de identidad como equipo la cual quedó evidenciada en el último Rugby Championship. Seguramente se recordarán los triunfos ante Francia (41 a 13), Inglaterra (24 a 22), Gales (26 a 12), y Escocia -en la última Copa del Mundo- pero haciendo una mirada macro, el buzo de entrenador le terminó quedando grande. Fue un caballero fuera de la cancha, sincero y honesto frente a sus principios, pero los resultados no lo acompañaron.
Por: Martín Quetglás
Dejó una huella
A muchos quizás la renuncia de Phelan los haya tomado por sorpresa; a otros pocos, en cambio, quizás no, es que si bien se esperaba que el entrenador de Los Pumas finalizara su contrato en el mes de diciembre, se sabía que esto podría adelantarse. La noticia del lunes corrió como reguero de pólvora y las especulaciones no se hicieron esperar, pues termina un ciclo de seis años para Tati y si bien los números no lo acompañaron, el juego del equipo nacional evolucionó.
Las dudas quedarán entonces en el aspecto humano, las relaciones entre jugadores, entrenadores y dirigentes pueden haber desgastado más de lo esperado esta situación, que hoy tiene al rugby argentino en el ojo de la tormenta. Aún resta una batalla en la ventana de noviembre.
¿Sucesores? Es prematuro aventurarse. Phelan se va y dejó su huella en Los Pumas, buena o no, el camino no se corta por un árbol caído.
Por: Andrés Ruiz
No pudo dar el salto
Llegó en un momento inmejorable para Los Pumas. Tras el tercer puesto obtenido en Francia, Tati Phelan tenía dos misiones: cargar con el recambio y manejar la selección en la difícil empresa del Rugby Championship. Justamente, cuando se abrieron las doradas puertas del hemisferio Sur coincidió con sus momentos de mayores interrogantes. Pudo haber dado el salto de calidad consiguiendo algún triunfo pero una jugada, una lesión o un mal planteo se imponían en el camino y terminaba frustrando ese objetivo. Los fríos números indican que ganó menos de la mitad de lo que perdió (13 triunfos y 31 derrotas). Pero lo que más preocupa es la herencia, ya que cuesta encontrar una base de cara al futuro. Hacia diciembre habrá más bajas por retiros y el entrenador que venga tendrá que darles muchos minutos a los jóvenes para ponerlos a tono. Una despedida sin tanto ruido. Tal como fue su estadía al frente del equipo.
Por: Juan Urchevich
Pensar en el mañana
En el rugby todo es aprendizaje, y estos 6 años con Tati Phelan al frente de Los Pumas deben serlo. Su designación fue apresurada. Phelan tenía todo para ser el gran coach, pero él debería haber sido el segundo de un entrenador extranjero, con el cual se capacitaría y ya con casi 40 años hacerse cargo del equipo. Es hora que los dirigentes tomen nota y actúen pensando en el mañana y no en el hoy. El rugby argentino tiene exigencias de súper profesionalismo, por ende deben contratar a un entrenador con experiencia profesional y durante su ciclo preparar a dos argentinos para seguir. El Mundial de Inglaterra está a la vuelta de la esquina, hay que tomar decisiones inteligentes y sin presiones.
Por: Lisandro Olearo
El capitán del equipo, Julián Montoya, se mostró autocrítico sobre algunas cuestiones del encuentro, pero a la vez rescató los aspectos positivos de Los Pumas, tanto en el...
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