Analizando la gran carrera de Juan Martín Hernández, no es coincidencia que participó de algunos de los triunfos más importantes de Argentina en los últimos 20 años.
Una lista rápida incluye el primer triunfo de Los Pumas contra Inglaterra en Twickenham en 2006, las dos victorias contra Francia y una actuación perfecta ante Irlanda en Rugby World Cup 2007, el primer triunfo argentino en The Rugby Championship frente a Australia en 2014, el primer festejo de Los Pumas frente a Sudáfrica en Durban en 2015 y la confirmación de su clase en el triunfo contra Irlanda en el Millennium de Cardiff ante Irlanda en Rugby World Cup 2015.
“Le Magicien” para la prensa francesa, donde jugó en los dos clubes parisinos – Stade Français y Racing Metro – y en Toulon, el ex jugador de Jaguares y Los Pumas lleva dos años retirado del rugby.
Teniendo que elegir entre los dos deportes de pelota, Hernández eligió el de su padre y no el de su tío Patricio, que jugó para Argentina junto a un tal Diego Maradona. Además, su hermana mayor Maripi es doble medallista olímpica en hockey sobre césped.
Muchos años más tarde, al acertar su tercer drop en el Parc des Princes condenando a Irlanda, los simpatizantes argentinos comenzaron a cantar “Maradona” apreciando las múltiples habilidades de Hernández, un honor para pocos en el deporte argentino.
“Francia 2007 fue increíble”, recuerda con esa humildad que lo caracteriza. “Ganarle a Francia fue un buen comienzo pero el equipo venía creciendo en los cuatro años previos,” le cuenta a World Rugby, en medio de una cuarentena obligatoria en Buenos Aires.
Diez
Desde su debut internacional cuatro años antes, había sido utilizado mayormente como fullback en el equipo nacional. En su segunda Rugby World Cup, pudo jugar en su posición preferida, vestir la camiseta 10 en un torneo que tuvo a Los Pumas ganando la medalla de bronce. Argentina forzaba así un lugar en la elite para los años venideros.
Antes de eso, hubo triunfos ante Francia – en Buenos Aires y Marsella – y aquel triunfo ante Inglaterra en 2006 “en mi estadio favorito, Twickenham. Llegó en el momento justo para nosotros como equipo.”
La magia que le aportaba a su juego sigue siendo difícil de encontrar. Capaz de patear con ambos pies con belleza y eficacia, tenía visión, tackle, pases milimétricos. Llenaba todos los casilleros, siendo considerado como uno de los mejores de su generación.
Tras ganar el campeonato francés dos veces con Stade Français, persiguió su sueño de jugar Super Rugby pero mientras disputada la Currie Cup en 2009, una lesión que tardó mucho en recuperar le costó un lugar en la que sería su tercer Rugby World Cup.
Pudo volver para el primer Rugby Championship en 2012. “Tras no jugar en tres temporadas, poder volver al equipo fue muy importante en lo personal; además, era un nuevo torneo con los mejores del mundo. Estábamos haciendo historia.”
Le llevaría a Argentina hasta el último partido de la tercera temporada para ganar por primera vez, ante Australia en Mendoza.
“Tras tantas derrotas, poder finalmente ganar fue muy lindo. Jugué de primer centro con mi amigo Horacio Agulla de segundo centro. Grandes recuerdos.”
Veteranos
Uno de los personajes más agradables que ha producido el rugby, no le gusta hablar de sus éxitos y lo que podía hacer en una cancha. Prefiere recordar los momentos que quedaron grabados en su memoria.
“Aquel triunfo en Durban en 2015 tuvo como gran recuerdo que pasamos parte de la semana con Los Pumas del ’65 que habían comenzado este camino de crecimiento y que celebraban 50 años de aquella primera gira a Sudáfrica.”
“Ver como se divertían, lo bien que se llevaban, escuchar sus experiencias y ver su felicidad de estar allí quedará por siempre en mí.”
La celebración en el vestuario después de la primera victoria ante los Springboks, con los primeros Pumas, es parte del folclore del deporte argentino.
Cincuenta años después de Rugby World Cup 2007 será en 2057. Tal vez una reunión como esa para celebrar. Hernández se ríe.
Empresario enfocado en tecnología, desarrollando apps, Hernández se retiro en 2018 cuando una incómoda lesión requería una operación para solucionar. Sintió que no era necesario, que había cumplido sus sueños como jugador y se retiró.
“Todavía puedo jugar con mis hijos, jugar dos o tres veces por semana al golf (tiene un handicap de 25) – aunque hace 75 días que no juego por la cuarentena – y no tengo dolores. Fue un buen momento para retirarme,” dice a un par de meses de cumplir 38 años.
Parte clave en algunos triunfos fundamentales del rugby argentino en las últimas dos décadas, su último gran triunfo fue en RWC 2015, derrotando a Irlanda en un inolvidable cuarto de final.
“Fue el placer de volver a clasificar a semifinales después de tanto trabajo, individual y de equipo. Fue jugando un gran partido y se sintió muy bien.”
Más que partidos individuales, como buen jugador de equipo, el revisar una carrera que lo tuvo como uno de los mejores, Hernández elige no hablar sobre su propio rol en llevar a Argentina al nivel que la llevó.
“Tuve la suerte de estar en muchos momentos importantes del rugby de mi país. Lo disfrute, me divertí, pero lo más importante es que lo compartí con muchos amigos,” cierra.
World Rugby