Hoy sigue siendo el mismo Loffreda padre de familia. Para el Tano disociar el rugby de su vida es algo imposible, pero ya no trabaja en relación de dependencia. El deporte ovalado sigue siendo central en su vida, como lo ha sido desde que tomó el balón en sus manos por primera vez a los 10 años en el San Isidro Club. Si bien no es entrenador de ningún equipo desde junio de 2008, tras un frustrado paso por el rugby inglés, su camino sigue entrelazado con el rugby.
“Estuve un par de veces este año en Sudáfrica en unos cursos que da Jake White, el entrenador del último campeón del mundo, junto a todo su staff de colaboradores”, cuenta sentado en un cómodo sillón por primera vez en muchas entrevistas sin preocuparse por tener que atender otras obligaciones.
“Fue una experiencia impresionante porque la verdad que siempre se puede seguir aprendiendo con el rugby; con Jake y el australiano Eddie Jones somos amigos”. Loffreda, lleno del viejo espíritu amateur que disfrutó como jugador del SIC y de Los Pumas, siempre buscó al rival para relacionarse. Esto lo llevó a su rol como entrenador del seleccionado argentino y las palabras positivas sobre Loffreda han venido desde gente como White o Jones, el entrenador de los All Blacks, Graham Henry, o el actual entrenador escocés Andy Robinson. Como cofradía, así como el Tano fue abierto para compartir sus conocimientos, nadie le cerró las puertas.
“Mi especialidad en los cursos -que se dictaron en Ciudad del Cabo y Bloemfontein en marzo y Johanesburgo y Durban en abril- fueron el ruck y el maul, pero los debates que se fueron dando sobre el juego tornaron todo en una gran experiencia”, aseguró en la distendida charla con alRugby.com.
Tan positivo fue lo vivido que Loffreda apunta a poder traer este curso a Argentina. “Es caro, pero no imposible”, dice. “Hablé con la Unión de Rugby de Buenos Aires y con la Unión de Rugby de Tucumán y les interesa mucho. Por una cuestión de calendarios, podría ser recién el año próximo”.
Loffreda es sinónimo de Los Pumas. Desde que se calzó por primera vez una camiseta argentina en 1976 en su último año del colegio San Juan El Precursor para jugar con Los Pumitas el Sudamericano de Chile. Allí comenzó un camino que lo tendría como miembro activo de los seleccionados nacionales hasta 1994, cuando después de 78 partidos (46 tests) con Los Pumas y no por elección propia jugó su último partido, y como capitán.
El centro siguió jugando en el SIC y en 1996 -21 años después de aquella experiencia Pumita- y tras haberle ganado a Francia con Buenos Aires se retiró del SIC. Lo que prometía ser una vida mas tranquila, duró poco. En meses ya estaba al mando del SIC y para el 2000 era el entrenador de Los Pumas.
Esa nueva relación con el seleccionado fue tan embriónica como la anterior de jugador y los números muy similares. A su cargo, Los Pumas jugaron 75 test matches más otros 16 partidos provinciales y su último mes y medio en el cargo fue probablemente donde más feliz fue.
“Fue impresionante el Mun-dial; es algo que surge todo el tiempo ya que quedó muy marcado en la gente. Me siguen felicitando”, sonríe. Su regreso del Mundial fue con toda la gloria, pero con la necesidad de tener que enseguida partir hacia un nuevo desafío en el rugby profesional, ya que asumió como entrenador de los Leicester Tigers.
“Si bien lamento no haber estado en el país después del Mundial, tampoco me rasgo las vestiduras. Lo de Leicester fue una experiencia que me enriqueció, mas allá de cómo se dio mi salida del club”.
Del Mundial lo que Loffreda destaca y utiliza mucho en las charlas y conferencias que habitualmente da es “lo importante que fue mantener la misma mentalidad, la esencia y los valores con que se gestó aquello. Hay que seguir con esos objetivos claros, aggionarnándolos y transmitiendo esas vivencias”.
Es en este punto donde surgen dos temas: el ingreso al Four Nations y el Pladar. “El Cuatro Naciones es lo que buscábamos hace tiempo y fui uno de los promotores de la necesidad de tener más actividad. Ahora llegó el momento y no podemos desaprovechar la oportunidad”. “Este enorme desafío no nos puede agarrar ni distraídos ni discutiendo si los jugadores pueden o no jugar para sus clubes. Tenemos todos juntos que poner la cabeza en esto; desde el M6 en Jujuy al capitán de Los Pumas”, dice con el convencimiento de un líder nato. Y deja en claro su posición: “Los chicos del Pladar tienen que jugar. Sería inentendible que no lo hicieran en sus clubes cuando no hay actividad con los seleccionados. Creo que nosotros como país deberíamos apuntar a un sistema parecido al de Australia”. Y explica el sistema: cuatro equipos profesionales que juegan el Súper 14 (cinco en el Súper 15 desde el 2011) que se nutren de los equipos amateurs. De estos equipos surgen los Wallabies. Quienes no quedan en el seleccionado nacional vuelven a sus clubes. Sencillo.
Al hablar del próximo Mun-dial, Loffreda dispara: “Este año marca un momento crucial en la preparación. El reflejo del 2011 arranca ahora”. Esta línea de pensamiento fue reflejada por Santiago Phelan, quien sucedió al Tano en el cargo, en la edición número 6 de Alrugby.com.
“Hay responsabilidad por lo conseguido en 2007, pero no debería ser presión para los responsables del equipo. Hay que aprovechar la experiencia y la suerte de tener un montón de jugadores que estuvieron en Fran-cia,” sentencia confirmando que “con Tati tengo muy buena relación. Si bien hace un tiempo que no hablamos, sabe que estoy”.
Loffreda podría estar en la UAR. Pronto. Es que hay una firme intención de ambas partes para que desembarque en la UAR en un cargo nuevo. “Hemos tenido algunas conversaciones y hay ganas de que pueda ayudar. El cargo es algo que hay que definir pero sería siempre cerca del pasto. Me interesa estar cerca del juego, de los entrenadores, poder volcar lo que pueda”.
La realidad es que la experiencia de Loffreda no está en duda; mucho menos su amor por los colores argentinos. Y en un país donde los buenos recursos humanos no sobran, no usar a alguien de su capacidad, con sus relaciones nacionales e internacionales, sería un desperdicio de talento.
Tal vez en su nuevo rol sirva para identificar un modelo a seguir, como el australiano que tanto le gusta.
Hasta ahora no ha sido fuente habitual, y normal, de consulta. “No me genera bronca; para nada,” dice con su habitual tranquilidad. El está. Está con los seleccionados nacionales desde 1976.
Desde el centro de la cancha o con el buzo de entrenador, el Tano Loffreda ha sido sinónimo de Los Pumas en los últimos 35 años. Tenaz, comprometido, concentrado, es uno de los principales referentes de todo lo bueno que representa ser Puma. El rugby argentino: agradecido.
Frankie Deges (suplemento alrugby.com / ámbito)
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