La goleada que recibieron los Pumas a manos de Nueva Zelanda en su primer partido del año y por el Rugby Championship llegó en momento inoportuno. Apenas dos meses faltan para el Mundial, y aún hay varios ocupantes de puestos por definir en el plantel que Michael Cheika llevará a Francia, por lo que el revés por 41-12 en Mendoza, que incluyó un primer tiempo de 31-0, envió serias señales de alarma hacia fuera y dentro del equipo.
El primero en admitir que los estándares del seleccionado cayeron fue el propio entrenador, que en una conferencia de prensa reconoció que éste no es el nivel adecuado para enfrentarse con rivales de primer nivel: “No puedo permitir que el balance sea positivo. No llegamos a nuestro nivel de mentalidad, de toma de decisiones ni de juego”, admitió el australiano en el estadio Malvinas Argentinas.
Y expandió su idea: “En este punto necesitamos volver a reaccionar. Esto puede pasar, pero no tenemos la capacidad mental de volver al partido; cuando tenemos las oportunidades, cedemos un line o cometemos un knock-on”.
“Necesitamos tomar cada posibilidad que tenemos y meternos en el partido; después, el momento viene cuando cambiamos la mentalidad o nuestro juego para ser más regulares. No tomamos las oportunidades; en el entretiempo estaba difícil. En el segundo estuvimos mejor, pero el partido es de dos tiempos, y el primero es muy importante”, lamentó Cheika.
Que hizo una salvedad al mencionar la preparación de su equipo: “Siempre es un desafío para nosotros enfrentarnos con los equipos del hemisferio Sur; hicimos sólo un par de ejercicios de pretemporada y jugamos contra un equipo que está jugando desde hace tiempo. Pero no es excusa, porque ya sabemos eso”.
La Nación