La primera pelota que tocó con la camiseta de los Pumas terminó en try. Pasaron tres años de aquella presentación en sociedad, cuando apenas tenía 19, y si bien todavía no se afianzó en el seleccionado mayor, Joaquín Oviedo cumplió la expectativa de mantenerse en la elite entre los mejores jugadores argentinos. En su tercera temporada en Europa, el joven tercera línea cordobés atraviesa un gran momento en Perpignan, club del Top 14, y aspira a ser protagonista en el inminente mandato de Felipe Contepomi. No la tiene fácil, ya que pelea en uno de los puestos mejor cubiertos del plantel.
Todavía falta para el inicio del rugby internacional en el hemisferio Sur, pero el comienzo del año no pudo ser sido mejor para Oviedo. Primera victoria como visitante, sobre Castres, para alejarse de la zona del descenso y renovación de contrato por dos años con los “sangre y oro” (así se conoce al equipo catalán por el color de su camiseta). En el equipo francés es compañero de otros dos Pumas con los que vivió la fascinante experiencia de la Copa del Mundo de 2023: el experimentado centro Jerónimo De la Fuente y el promisorio hooker Ignacio Ruiz.
El Mundial –no duda– fue la vivencia más trascendente de sus 22 años. “La convocatoria me llegó de sorpresa. Ya habían dado la lista y yo estaba jugando en Perpignan enfocado lo más posible en darle todo al equipo”, recuerda en diálogo telefónico para LA NACION, desde Francia. “El sueño máximo de todo jugador de rugby. Estar en un mundial, jugar contra los mejores del mundo. La mejor experiencia que tuve hasta ahora. Espero estar en otros mundiales. Cumplí un primer objetivo, ahora quiero estar involucrado lo máximo posible con los Pumas y seguir sumando minutos”.
Su inclusión en la lista de los 33 que protagonizaron Francia 2023 fue inesperada, ya que el forward no había sido tenido en cuenta por Michael Cheika en su primer año de mandato. Cuando fue convocado a una preselección con miras a la gran cita, no tuvo participación en el primer equipo y actuó solamente para Argentina XV en dos amistosos. Finalmente, la lesión de Santiago Grondona le abrió la puerta del Mundial.
“El puesto de tercera línea es muy competitivo en los Pumas. Los que hay están entre los mejores del mundo en la posición”, admite Oviedo. “La competencia es sana. Todos aprendemos de todos. Yo siempre me fijé en Facundo Isa, porque tiene una forma de jugar y un físico parecidos. Trato de fijarme en cómo pone la pelota adelante, en cómo tacklea”.
Con 1,91 metros y 113 kilos, Joaquín Oviedo, de la camada 2001, es un jugador de grandes contextura y potencia física. Ya insinuaba que podía llegar lejos desde sus inicios en Córdoba Athletic, club en el que lo apodaron “King Kong” o, simplemente, “King”, en un juego de palabras con su nombre de pila. “Él siempre fue grande de tamaño, pero habilidoso y muy rápido. Hasta M14 jugaba de centro”, cuenta Hernán Bustos, que lo entrenó en las divisiones juveniles y lo hizo debutar en la primera apenas cumplió 18 años. “Recuerdo que era muy competitivo. Jugábamos al fútbol por diversión, y él quería ganar. Al tenis, quería ganar. Era tímido, retraído, callado, muy humilde. Pero tenía mucha hambre y ganas de ganar en todo”.
De esa entidad, reciente campeón del certamen cordobés y subcampeón del Torneo del Interior, salieron otros dos mundialistas, Santiago Carreras y Lautaro Bazán Vélez. “El 2023 fue un añazo para el club”, dice Oviedo al tiempo que la tonada se potencia.
En noviembre de 2020 recibió su primera convocatoria a los Pumas. Mario Ledesma lo citó para afrontar el Tri-Nations, aquel Rugby Championship sin Springboks que se jugó en medio de cuarentenas y protocolos anti coronavirus en Australia. Joaquín era el más joven de un plantel amplio, compuesto por 45 jugadores. Antes de los partidos oficiales, el seleccionado argentino sostuvo dos amistosos de jerarquía, frente a Australia XV, un combinado plagado de futuros Wallabies. En el primero se desarrolló en el TG Millner Field, del barrio Marsfield. Los Pumas, que vistieron una camiseta de color rosa furioso, dominaron el primer tiempo pero, carentes de definición, perdían por 10-0 tras dos errores en defensa. A los 11 minutos hizo su presentación el joven surgido de Córdoba Athletic y tres minutos más tarde, en la primera pelota que tocó, logró quebrar una defensa que se mostraba impermeable hasta entonces, en una jugada de largo aliento a centímetros del in-goal. Así, abrió el camino para un triunfo por 19-15.
“Ese año se suspendió el Mundial M20. Nos entrenábamos en Pladar y la convocatoria a los Pumas fue una sorpresa, yo no lo creía. Tenía una mezcla de miedo y alegría”, recuerda Oviedo. “Apenas entré hicimos el try. No sabemos si fue mío o de Gonzalo Bertranou, ya que los dos estábamos con la pelota en las manos. Pero oficialmente me lo dieron a mí”.
No llegó a actuar en aquel histórico certamen en que los Pumas lograron la primera victoria sobre All Blacks. El debut de Oviedo en el seleccionado, luego de su primera experiencia profesional, sucedida en Jaguares XV en la temporada de estreno completo de la Superliga Americana, se produjo recién un año más tarde, en el Rugby Championship de 2021, ante Australia en Brisbane. Aunque no fue tenido en cuenta por Cheika en su primer año como entrenador de los Pumas, Oviedo fue incluido en lista grande previa a Francia 2023 y, dada la lesión de Grondona, se ganó un lugar entre los 33 que estuvieron en la gran cita. Frente a Chile, en Nantes, recibió su bautismo de fuego mundialista.
Oviedo sabe que para volver a vestirse de celeste y blanco lo primero que tiene que hacer es rendir en su club. Los fanáticos de Perpignan, una ciudad de 120.000 habitantes del sudoeste de Francia, cerca del límite con España y a apenas 200 kilómetros de Barcelona, rápidamente lo adoptaron como a uno de sus jugadores favoritos. En la presente temporada acumula seis apariciones, todas como titular (cinco como octavo, una como ala).
“Ahora estoy enfocado en Perpignan. Trato de dejar lo más alto posible al club, seguir mejorando y entrenándome mucho, con el objetivo de que sigan convocándome”, dice. “Acá la vida es muy tranquila. Nos entrenamos todos los días menos los miércoles. Me gusta el clima de rugby; es lo más parecido al fútbol en Argentina”.
Con la llegada de Felipe Contepomi a la conducción, sus expectativas de seguir en los Pumas se renuevan: “Era un gran jugador y ahora es un gran entrenador”, elogia Oviedo al mellizo. “Sabe mucho, conoce mucho a los rivales. Va a aportar mucho en lo grupal y en lo rugbístico. Esperemos que nos vaya lo mejor posible”.
Empieza otro ciclo en los Pumas, con Australia 2027 en la mira. Con un Mundial sobre sus hombros apenas a los 22 años y mucho talento, Joaquín Oviedo es uno de los hombres por tener en cuenta.
Por Alejo Miranda (Diario La Nación)
Créditos: UAR
Comentarios 1