Bajo la lluvia, los Wallabies se impusieron 27-8 a unos sólidos Lelos, que se mantuvieron en partido hasta diez minutos del final.
Australia emergió victoriosa de la tormenta de Shizuoka. Apenas los destellos de calidad de un sólido Matt To’omua, que gana terreno como apertura titular, la potencia del wing Koroibete y el desempeño de sus forwards, bastaron a los Wallabies para lograr el triunfo por 27-8 ante una correosa Georgia que se mantuvo en el partido hasta los últimos diez minutos gracias a su compromiso defensivo. De esta manera, los oceánicos cierran la fase de grupos y, a la espera del resultado del Gales-Uruguay, presumiblemente enfrentarán a Inglaterra en cuartos de final.
Bajo un intenso aguacero que anticipó los efectos del Tifón Hagibis sobre Japón, los dos equipos saltaron a la cancha dispuestos a hacer valer sus planteamientos. La lluvia favorecía, en principio, al juego de forwards de los Lelos, mientras que los Wallabies, que gozaron de la posesión de una manera abrumadora desde el comienzo, lejos de arriesgar con largas combinaciones, se adaptaron a las condiciones climatológicas construyendo plataformas de ataque próximas a los agrupamientos.
Sin concretar su dominio con armas que históricamente Australia ha desdeñado, como el maul que ya exhibieran ante Fiji con éxito, el equipo de Michael Cheika se topaba una y otra vez contra el muro georgiano liderado por Mamuka Gorgodze. El tercera línea de 35 años se enfundó por decimocuarta vez la casaca de su país en la Copa Mundial de Rugby para poner punto y final a su carrera internacional.
El desgaste se antojaba tremendo en la sucesión de scrums, penales e infructuosas aventuras individuales sin brillo ni fortuna por parte de ambos equipos. Australia dominaba la parcela territorial y la posesión, pero en 20 minutos de juego el marcador no se movió en Shizuoka. Australia Tuvo que juntar a sus dos wings sobre el sector derecho para encontrar una superioridad de calidad. Al imberbe Jordan Petaia se le juntó el potente Koroibete. Entre ambos progresaron para que el medio scrum White cruzara el ingoal filtrándose entre los forwards Lelos. Magra recompensa para un partido que precisaba ideas claras y ejecución perfecta.
En el primer encuentro en la historia entre estas dos selecciones, Georgia no iba a dejar escapar la ocasión de mostrar su impronta. Contestó al golpe del try Wallaby con su proverbial aspereza. Aprovechó un penal australiano para irse al line y golpear sobre los cinco metros del rival. De nuevo un tackle alto Wallaby, sancionado, permitió a Shosho Matiashvili descontar para el 7-3 a la media hora de juego. A continuación, Gauzere no dudó al mostrar amarilla a Isa Naisarani por limpiar un punto de encuentro apuntando a la cabeza del tackleador de Georgia, Giorgi Nemsadze. Sin embargo, fue Australia quien cerró la cuenta anotadora de la primera mitad con un penal pasado por To’omua que, poco a poco, comenzaba a dejar destellos de su calidad individual.
En la reanudación, el viento y la lluvia imperantes continuaron marcando la tónica del partido. Australia amasaba posesión y lustraba las estadísticas sin mover la más importante: el marcador. Georgia, por su parte, se abonó al tackle. Acabó el partido con 201 por 46 de Australia.
Koroibete, el Wallaby distinto
Si en el primer try Koroibete había sido determinante en la construcción, el segundo fue todo suyo. Recuperó una pelota suelta en el centro de la cancha, aceleró y esquivó a los backs georgianos que le salieron al paso para tranquilizar a un expresivo Cheika desde el palco cruzando el ingoal Lelo.
Con 20 minutos por jugar y el 17-3 en el tablero, la pregunta residía en si Australia se iba a lanzar a por el bonus o Georgia iba a aguantar. Con trabajo, no podía ser de otra manera en los términos en los que se dirimía la contienda, sucedieron ambas cosas. Con los dos equipos naufragando en la obtención, los Wallabies en el line y los Lelos en el scrum -el mundo al revés- llegó el destello georgiano.
El apertura Khmaladze encontró un hueco en la línea australiana para cortarse con decisión, en el dos para uno con el fullback no falló y habilitó a Alexander Todua que se fue derecho al try (17-8, min. 69). Matiashvili no transformó Georgia tenía tiempo para querer algo mejor pero no más fuerza. De la salida, Australia, espoleada, convirtió los últimos diez minutos en los más prolíficos. Primero con un maul que apoyó Jack Dempsey y por último con un quiebre del Will Genia que cerraron el definitivo 27-8 y el punto bonus para los Wallabies que, sin brillo, cumplen con su cita con los cuartos de final. Georgia, superada por Fiji en la tabla, tendrá que clasificar para Francia 2023.
RNS jca/jg
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