La temporada 2019 del rugby argentino, que entregó grandes emociones, con el subcampeonato en el Súper Rugby para la franquicia argentina y el decepcionante noveno puesto de los dirigidos por Mario Ledesma en el seleccionado nacional.
No pasó inadvertido que la base del equipo que protagonizó esas desiguales tareas fue prácticamente la misma, salvo la incorporación de tres jugadores que se sumaron desde Europa como Juan Figallo, Nicolás Sánchez y Benjamín Urdapilleta.
El rugby argentino posee una franquicia en el Super Rugby y esa es la fuente en donde Los Pumas abrevan, situación que provoca que los jugadores deban competir casi sin descanso, un desgaste que se siente todos los años con el Rugby Championship. Y en esta temporada se vivió en el Mundial de Japón.
Los Jaguares, dirigidos por Gonzalo Quesada, fueron subcampeones del Super Rugby tras perder la final de visitante frente a Crusaders de Nueva Zelanda, por 19-3, con una campaña magnífica de 13 triunfos y 6 reveses.
La campaña de Jaguares no sólo se evalúa brillante por los resultados ante las poderosas franquicias del Hemisferio Sur, sino por la evolución en aspectos vitales del juego como el scrum, el line, la notable defensa y los tres cuartos desequilibrantes.
La gran figura de la franquicia fue Pablo Matera (ahora en Francia) y el equipo mostró jóvenes promesas como Domingo Miotti, Mateo Carreras e Ignacio Calas, entre otros.
Ahora Quesada intentará mantener el alto nivel de la franquicia sin contar con Matera, Tomás Lavanini, Martín Landajo, Santiago García Botta, Ramiro Moyano, Enrique Pieretto y Santiago González Iglesias, quienes emigraron al rugby europeo, más Juan Manuel Leguizamón, quien actuará en la Major League Rugby de Estados Unidos.
La efervescencia que dejó en el ambiente lo realizado por Jaguares hizo que aquellos no cercanos al rugby creyeran que la franquicia transformada en Los Pumas, con los “europeos” y Mario Ledesma como entrenador, tendría un nivel similar ante las máximas potencias, a nivel seleccionados.
Pero no fue así y poco a poco se fue gestando la frustración de Japón, teniendo como primer aviso el Championship, en el cual se perdió por estrecho margen en el debut ante los All Blacks (con muchos suplentes) en la cancha de Vélez, y también hubo derrotas frente a Australia y con Sudáfrica, en dos oportunidades.
Los Pumas fue un equipo “quemado”, cansado y sin frescura, que perdió todos los atributos que llevaron a Jaguares, su indudable base, a la final del Super Rugby.
La diferencia entre franquicias y seleccionados se sintió como un mazazo, y quizás, como el mismo Ledesma lo admitió, debió darle descanso a las figuras en la gira por Oceanía y Sudáfrica, poco antes del Mundial en el tramo final del Championship.
Los Pumas se jugaron el torneo en el partido ante Francia y lo perdieron ajustadamente en Tokio por 23-21, con un pésimo primer tiempo, reaccionando en el segundo y sufriendo por la patada final desviada de Emiliano Boffelli, que pudo cambiar la historia
Tras la derrota se ganó ante Tonga pero no se pudo ante la superioridad de Inglaterra, potenciada por la tempranera expulsión de Tomas Lavanini, quedando fuera de los cuartos de final, pese a superar a Estados Unidos, en un claro fracaso.
Fallaron el cuerpo técnico y los tres “importados” de Europa, siendo lo más resonante la mala actuación de Sánchez, con un equipo sin confianza y con nulas respuestas anímicas.
Por último, se desarrolló el Mundial Sub-20 en Rosario y Los Pumitas fueron cuartos, mostrando figuras con futuro como Bautista Pedemonte, Gonzalo García, Joaquín de la Vega, Santiago Chocobares e Ignacio Mendy.
Jaguares XV, entrenado por Ignacio Fernández Lobbe, ganó invicto la segunda división de la Currie Cup sudafricana, y en circuito Seven de la World Rugby, mientras Los Pumas 7 culminaron novenos, sin vencer en ninguno de los 10 torneos.
Télam
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