Su vida no para. Parece no tener tiempo libre. Así elige vivir Agustín Pichot, ex capitán de Los Pumas. En el último mes estuvo en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver, volvió al país y lanzó su propia radio junto a ESPN; viajó a París para hablar con los clubes franceses, después de unos diez días en Buenos Aires estuvo un par de jornadas en Ushuaia donde recibió un homenaje “que no me imaginaba y me encantó” al ser nombrado con su nombre la cancha municipal de rugby, y luego cambió de avión para ir hasta Hong Kong. El próximo mes tendrá que viajar a Dublín y seguramente habrá más viajes y aviones en su agenda.
Así como llevó al rugby argentino desde la cancha a su punto más alto, ya de saco y porte de empresario, encabeza el cambio que se viene en el rugby nacional. Son muchos los que lo critican. Pero lo acepta, ya que aprendió a convivir con esta situación. Algo está bien claro: Pichot no se esconde. Y le cuenta su verdad a alRugby.com.
¿Cómo manejás la percepción que sobre vos tiene la gente?
-La gente me trata de manera increíble. Estuve en Ushuaia, en Tierra del Fuego y quedé impresionado, una vez más, por el cariño de la gente. Pero también sé que en Buenos Aires no es tan así. Ni siquiera en mi club. Pero estoy acostumbrado. Sé que al producir cambios se genera una dicotomía en la gente. Cuando era chico quería que me quieran todos. Ahora ya no. En mi etapa de maduración estoy más tranquilo. No puedo convencer a todo el mundo de lo que soy. El que quiera pensar que estoy atrás de las cosas por motivaciones económicas o egoístas, que lo haga. Entiendo el sistema de que los argentinos no nos llevamos bien con el éxito de los demás; las envidias, los miedos, las frustraciones personales. Lo único que digo y me queda es que tuvimos con Mario (NdR: Ledesma, hooker de Los Pumas) durante siete u ocho años a 47 jugadores agrupados y ninguno dijo que hicimos las cosas para intereses de unos pocos. Eso es lo que me deja más tranquilo. ¿Quién me va a conocer más que alguien que jugó conmigo?
-¿Todas las opiniones sobre vos sacan de foco el problema del Pladar?
-El rugby está muy confuso. Estamos en un momento de cambios y en un momento donde el país a nivel político y social está viviendo una agresión de diálogos muy grande que también pasa en el rugby. Pareciera que todo es a favor o en contra. Se ve poco el ‘hablemos’. Y el diálogo está lleno de agresión y preconceptos. Después de que hablamos con los clubes, me di cuenta que tal vez había que hablar más. Estuve un mes tratando de entender qué es lo que necesita un sector del rugby. Difícil, pero como dije, tenemos que tener más paciencia. Por otro lado, también hay que entender que la UAR no es sólo la Unión de Rugby de Buenos Aires; éste problema no está en el resto del país. Pareciera ser un problema de todo el país, cuando no lo es. Por primera vez hay una discusión federal sobre el rugby y por primera vez la URBA está obligada a arreglar sus problemas. Lo veo como algo positivo porque es una Unión sola, en un esquema donde no son mayoría. Entonces, hay que arreglarlo sin poner en jaque un sistema, ya que la URBA es parte del sistema. No es el sistema.
-La URBA defiende los clubes…
-La UAR y este plan también los defiende. Lo que más queremos es que los jugadores disfruten y vivan sus clubes y sólo algunos se perfeccionen en este sistema para el alto rendimiento. Gracias a tener mejores resultados a nivel internacional se generen más recursos para el rugby de base. Esto no quiere decir que se reparta club por club, pero sí que se benefician en todo el país a través de campeonatos, desarrollo y otros beneficios. Este plan es la única forma de prepararnos para competir internacionalmente. La diferencia es tan grande que tenemos que entender. Está el ejemplo de los chicos del CASI. Hicieron un gran campeonato en 2009 y de gira en Australia pierden contra un sistema semiprofesional por más de 50 puntos. Ya hubo un cambio en el mundo. Tenemos que entender que no alcanza con entrenar cuatro o cinco veces por semana con el club. Tiene que haber un sistema que ordene todo. Que marque los límites y separe el rugby amateur de clubes con el profesional, esto en un período de tiempo. Hay que dejar de ser extremistas, de los contra esto, contra lo otro, contra el Pladar, contra Pichot, contra los jugadores. Ante la duda algunos ensucian. Siempre buscan algo. La máquina de impedir la viví en toda mi carrera. Tenemos a veces una forma muy elitista de pensar cuando un sistema debería ser democrático y discutido.
-¿Puede ser que no están todos al tanto del proyecto?
-Sí, hay de todo. Pero Porfirio (Carreras, ex presidente de la UAR) y Richichi (García Fernández, ex presidente de la subcomisión de Alto Rendimiento) se cansaron de explicarlo. Fuimos a la URBA y a las provincias. Explicamos todo y algunos seguían diciendo que escondemos las cosas. Se puede explicar hasta cierto punto: están los contratos de la televisión, el plan estratégico, el IRB, Sanzar, todos muestran todo. La gente a veces quiere tener la información que quiere escu-char; hemos explicado las cosas. En el interior hay un orden más demo-crático y organizado. Acá en Buenos Aires cada club mira la parte que le conviene a él. No en un macro y todo el tiempo se rosquea sobre eso. Lo que sí digo es que hay que cuidar a los clubes; este sistema los está defendiendo.
-¿Cuáles son las trabas?
-No sé cómo se va a ordenar todo. Hay una parte filosófica y entendible de algunos clubes (caso CUBA) y otros casos que protegen su sistema (Hindú, un club a imitar). Hay otros con incoherencia. Tenés diferentes visiones de algo que para mí es muy simple. Yo lo viví. El IRB pedía que armáramos una liga profesional pero defendimos a los clubes. Sacar 400 jugadores del sistema hubiese matado a los clubes. Conceptualmente no lo queríamos porque lo más lindo que tenemos son los clubes y el sistema amateur para ellos. Creo que se puede sostener un deporte que genere fondos para sostener a los clubes, pero no a los jugadores. Hay ejemplos en todo el mundo: que los clubes existan y sigan existiendo siempre. En el alto rendimiento van a haber 50, 60 jugadores. Analizamos los sistemas de otros países y ahora de afuera nos dicen que tenemos un buen sistema.
-¿Cómo funciona el sistema que plantea la UAR?
-Identifica a los jugadores, los mantiene en un número estanco y los desarrolla para en el futuro ser de alto rendimiento, se los contrate y salgan del sistema. Todo con un orden: entre los 17 y los 21 años se los desarrolla, de los 21 a los 24 se los beca y apoya, después son profesionales. En el 2012 ya tendremos los ingresos del Four Nations para rentabilizar a jugadores y un calendario completo: Vodacom, tests de junio, Four Nations, Americas Cup, tests de noviembre.
-¿Qué aporta el Pladar?
-Orden. Hay jugadores que se van a seguir yendo al extranjero. En un futuro habrá que tener una decisión política. A partir del 2015 vamos a poder aplicar una franquicia del Súper Rugby. Habrá que decidir entonces que los que no juegan en la franquicia no pueden jugar en Los Pumas, como pasa en el resto de los países del Sanzar. Hay que adaptarse a como viene el modelo. Todavía no estamos formalmente invitados al Cuatro Naciones. Esto evoluciona si entramos porque, creo, que este plan es para que se juegue el Four Nations. Si no, cambia todo.
-¿Donde está la UAR en el tema Cuatro Naciones?
-Faltan discusiones con Sanzar. El tema más álgido es de la disponibilidad de los jugadores, ya que todos los otros temas se solucionaron (televisión, logística). Pero hasta que no esté la invitación formal no podemos firmar los contratos (todos los jugadores salvo dos terminan sus contratos en junio del 2012 y están esperando). Eso habla de la nobleza y ganas de jugar para Argentina y no pasa por el tema económico. Para junio tiene que estar cerrado porque ahí es donde los jugadores negocian sus contratos nuevos. Aún en las nuevas condiciones que se presentarían, a los clubes europeos les sigue sirviendo contratar jugadores argentinos. En el plan de negocios está todo previsto tener a los jugadores disponibles. A la UAR, su rugby internacional, le va a costar entre 5 y 7 millones de dólares anuales. De ahí se genera la utilidad para distribuir en el rugby de desarrollo. Las utilidades son en porcentaje más bajas, pero crece el monto.
-¿Qué parte del proceso tiene que estar cerrado para el 2012?
-La parte logística. El juego. En realidad al Mundial 2011 le sigue la Vodacom y enseguida el Cuatro Naciones. Hay que tener la UAR ejecutiva en casi un 90% .
-Como encargado de las negociaciones, ¿utilizás tu amistad con la gente que maneja el rugby?
-Nada de esto se consigue por buena onda. Es todo profesional. Me lo dijeron bien claro una vez. ‘Te pido disculpas antes, pero cuando entrés a la reunión, sos una Unión haciendo negocios’. Y les dije: ‘Sí, pero lo hago con el corazón’. Me contestaron: ‘Respetamos tu pasión, pero es una reunión de negocios’. Nos quieren porque jugamos bien al rugby. Para estar en la elite tenés que jugar bien. Después acompañar eso con el negocio. El rugby de las potencias sigue siendo para los que juegan bien. Si jugás bien pero no traés negocio…
-¿Porqué si es un negocio necesita de alguien como vos para hacerlo?
-Se dio esto así. Son las cosas que Argentina tiene que aceptar, que haya gente que trabaja 10 horas por día y que no sea pecado que puedan ganar dinero. Es una cosa cultural. Yo lo hago con un placer enorme aunque sé que genera desconfianza. Lo hago porque me educaron así, un tema de devolver. Luché tanto para esto adentro y afuera de la cancha que va mas allá de si me pagan o no. Tengo la suerte de que el rugby me dio un buen pasar, soy la imagen de Personal y de Nike, tengo negocios gastronómicos, me compré una radio. Mi nombre me dejó un montón de negocios y entonces puedo dedicarme a la UAR de una forma altruista y totalmente ad honorem. Confiarán los que me conocen, desconfiarán quienes no me conocen. El tiempo dirá como ya dijo en otras cosas que sobre mí se decían…
Fuente: ambito.com (Suplemento alrugby.com)
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