"Es una deuda moral que tengo con Castres"

En la vida cuando aparecen desafíos importantes están los que los dejan pasar y los que ponen la cara. Castres viene de ser campeón y subcampeón del Top 14, pero la actualidad es mala. Están últimos y urgidos de un cambio de aire. Y para eso lo llamaron a Mauricio Reggiardo.
Como en 2007, aceptó la prueba y será el entrenador hasta el final del torneo. Antes de subirse al avión que lo llevará a Francia, el ex pilar Puma habló con Scrum de los motivos por los que dio el sí, y lo que se viene.
Desde que dejó de ser parte del staff Puma cuando renunció Santiago Phelan, allá por fines de 2013, él siguió trabajando con la UAR y sobre todo en coaching. Pero a este llamado del presidente del club galo no le podía decir que no. Allí, en Castres, jugó nueve años y formó su familia porque sus hijos nacieron allá. “Es la deuda moral que tengo con ellos”, confesó.
No será su primera vez como entrenador de ese club, porque en 2007 le pidieron que se haga cargo en los últimos cuatro partidos y cumplió el objetivo de salvarlos del descenso. Ahora, quiere repetirlo.
– Vienen de dos años espectaculares, y ahora están últimos, ¿qué explicación le encontrás?
– Son casi los mismos jugadores. Cuando vemos el potencial que tienen, sin ir más lejos, la pareja de medios de Francia es la de Castres. El segunda línea y el 8 de escocia, también. Cumpa (Herrera), Capó Ortega, creo que es que están faltos de confianza. Es importante volver a plantearse algunos objetivos. Y seguir con la senda ganadora que tuvieron antes. Hay que salir de esta situación que está el club, que no es la realidad de la envergadura de un equipo como éste.
– ¿El objetivo es salvarse del descenso?
– Es el objetivo principal. A corto plazo es Oyonnax. Tenemos 12 días para prepararlo. Está bueno tener ese tiempo para tomar contacto, conocernos un poco. La meta a mediano plazo es salvarse. Castres es un club de Top 14.
– ¿Te imaginabas volver allá como entrenador?
– Uno sueños siempre tiene. Me llega en un momento importante en mi formación como entrenador. Después de buenas y malas decisiones, haberme equivocado muchas veces, llega en un buen momento. No quiero dejar de agradecer a la UAR, que me permitió dar el sí y me dio un apoyo total. Desde el presidente Carlos Araujo a todos, como para ir estos cuatro meses a cumplir este objetivo. Yo pasé nueve años allá. Mis hijos nacieron ahí. Es la deuda moral que tengo con ellos, que me dieron todo. Me formó a mí y a mí familia. El año que viene hay entrenador contratado, así que lo mío es muy puntual. Hasta el ultimo partido del Top 14. Es un lindo desafío.
– ¿No hay posibilidades que te quedes?
– No. Yo lo tengo en claro. Guardé una excelente relación con el presidente y me pasó una situación similar en 2007, que entrené cuatro partidos y nos salvamos. Una situación no tan complicada, pero parecida. Cuando me llaman estoy para dar una mano. Las cosas son claras con la UAR también.
– Entonces, ¿volvés en junio y seguís con la UAR?
– Tuve una reunión con Martín Mackey, director de rugby, que me dio un apoyo incondicional. Yo quiero seguir en el coaching, ayudar a los clubes y que los jugadores lleguen mejor preparados a los seleccionados.
– Se viene el Super rugby, ¿te gustaría estar?
– Hoy pienso que mi paso como entrenador en un seleccionado nacional lo cumplí, y lo disfruté mucho. No lo tengo como objetivo. Esta es una buena oportunidad de estar frente a un equipo de Top 14, jugadores de super nivel. Este desafío me faltaba. Entrené Federal 1 y 2, pero esto está bueno para terminar de hacer mi experiencia como entrenador. Cuando me tocó quizás no estaba del todo preparado. En un futuro me veo ayudando desde la formación, capacitación.
– ¿Se pueden salvar?
– Pienso eso, sino no iría. No me parece imposible. Hay dos o tres aspectos que son fáciles de mejorar. Y hay que darle confianza a los jugadores.
– Antes en Europa buscaban jugadores argentinos, y ahora entrenadores, ¿por qué pensás que es así?
– Siempre se habló del jugador argentino, de la formación en los clubes. A nivel entrenadores se habla mucho del aspecto técnico, y al tener esa cultura, uno le mete la impronta y que más allá de la parte de la obligación de ganar y de lo técnico, es que el grupo viva bien. A todo nivel somos buenos.
Por Patricio Connolly
Scrum.com