En un partido intenso, de ida y vuelta, pero con imprecisiones varias, sobre todo por el lado de Duendes, el Jockey Club logró una merecida victoria en el clásico rosarino por 22-17 (4-1) fundamentada en su ordenada defensa, mucha actitud e inteligencia para manejar algunas pelotas recuperadas.
En un partido intenso, de ida y vuelta, pero con imprecisiones varias, sobre todo por el lado de Duendes, el Jockey Club logró una merecida victoria en el clásico rosarino por 22-17 (4-1) fundamentada en su ordenada defensa, mucha actitud e inteligencia para manejar algunas pelotas recuperadas.
Se planteó como un test match. Mucha presión en todos los sectores del campo, especialmente cerca de las formaciones, mucha marca, fervor, intensidad y por momentos hasta con cierto nerviosismo, lo cual trajo aparejado algunas desprolijidades en el manejo de la pelota.
Duendes se adueñó enseguida del terreno, pero no del juego. No encontró la idea para superar a una defensa que funcionó con orden, durante casi todo el partido, marcando bien cerca de las formaciones y corriendo la marca, cubriendo bien el interno, para frenar los intentos -no muchos- de los backs verdinegros.
Pero el Jockey mostró otra faceta más que interesante. Fue oportuno y efectivo para utilizar bien la pelota, especialmente las recuperadas y además se animó a gestar juego, a ir a buscar el ingoal rival con dinámica, usando todo el ancho de la cancha, manejó bien el ruck defensivo para frenar al rival y también recuperar. Así vino el slalom de Lucas Vignau -uno de los mejores de la cancha- para dejar varias marcas en el camino e iniciar el movimiento que terminó en el try de Spirandelli en la bandera.
Por momentos el partido se hizo desprolijo y perdió continuidad. De un lado y otro aparecieron los errores de manejo. Ninguno lograba imponerse. El try de Juani Imhoff sirvió para alentar expectativas, porque culminó con éxito la primera pelota clara que tuvo Duendes para jugar, justificando su dominio territorial. Pero antes del final, verdinegros y verdiblancos, desperdiciaron un par de ocasiones más que propicias.
El complemento mostró al Jockey más decidido. Como lo hizo su adversario en casi todo el primer tiempo, se adueñó del campo. Presionando y marcando bien en el centro de la cancha, apareció la oportunidad para que otra pelota recuperada, bien manejada tuviera destino de try con Sesarego, luego de varios pases, moviéndose en profundidad. Enseguida el penal de Baetti y el try de Mackey, nacido en una pelota perdida en el centro de la cancha que llevaron en dribling, terminaron redondeando los mejores momentos del Jockey, en su faz ofensiva. Con buena obtención en el line, destruyendo juego rival con un tackle contundente, dominando el centro de la cancha, los de Fisherton se hicieron dueños de la situación y del marcador, para ponerse 22-10
Duendes no tenía respuesta. Sus forwards insinuaron algo, pero ganar un centímetro fue casi una utopía. Con más fervor que ideas se acercaron al ingoal del Jockey, esperando cambiar el rumbo de la historia. Pero evidentemente no era la tarde del "fantasmita". Coordinar un movimiento integral fue imposible. Enfrente había un adversario que estaba mucho mejor plantado, no dejando espacios y siempre atento a dar otro golpe.
Sin embargo faltaba la emoción del final, algo que siempre caracterizó la historia de este clásico. Un penal que inexplicablemente dejó adentro Baetti, le dio a Duendes la gran esperanza. Desde el fondo, los backs se vinieron en profundidad y con velocidad; Fulco (estaba jugando de apertura) en sociedad con Imhoff quebraron la defensa para culminar bajo los palos. El 22-17, con un varios minutos por jugar abría la gran incógnita.
Pero Jockey se mostró más ordenado que nunca. Inteligentemente cerró el juego. Con Sapene saltando en la segunda posición siguió manejando el line. Controló bien la pelota en el contacto y no dio ninguna oportunidad más, hasta que Deluca marcó el final.
El mérito del Jockey fue haber sido oportuno y efectivo, aunque no tuviera tanto la pelota. El castigo para Duendes fue no haber plasmado en el marcador su mayor dominio territorial en el primer tiempo, producto que tampoco aparecieron muchas ideas para superar la marca rival. El triunfo de los hombres de Fisherton, ratifica la vieja historia del clásico rosarino, aquella que dice que jugar de local es siempre negocio para el visitante.
Formaciones
Duendes RC: G.Randizzi (G.Carranza), M.Virgilio (N.Chesta) y E.Toledo; P.Bouza y C.Boffelli; S.Boffelli, M.Boffelli y J.Basso; P.Gulino (cap) y M.Escalante (G.Farré); M.González (L.Facchetti), P.Escalante, A.Fulco y J.Imhoff; R.Miralles.
Entrenadores: S.Ferraro – H.Céspedes
Jockey Club de Rosario: F.Manavella, L.Vignau y A.Aguzzi (J.Negrotto); P.Sapene y M.Baravalle; C.Preumayr (I.Galán), P.Preumayr (I.Narvaja) y T.Sesarego; S.Preumayr (cap) e I.Mackey; A.Marquard, A.Fradua, G.Mac y M.Spirandelli (P.Mac); J.Baetti.
Entrenadores: J.Costante – R.Crexell
Primer tiempo:
9´ penal Miralles 3-0
11´ try Spirandelli 3-5
21´ try Imhoff, gol Miralles 10-5
Segundo tiempo:
6´ try Sesarego, gol Baetti 10-12
10´ penal Baetti 10-15
17´ try Mackey, gol Baetti 10-22
37´ try Imhoff, gol Fulco 17-22
Cancha: Duendes RC, barrio Las Delicias, Rosario
Arbitro: Pablo Deluca (Buenos Aires)
Autor: Carlos E. Bustos