Cuanto más se averigua sobre los matices que definen este entuerto en el que se convirtió el tema UAR-URBA-PLADAR-PLAR, más complicado se pone y más difícil es entender cómo se llegó a este punto y qué puede pasar en el futuro mediato o a largo plazo.
Si fuera una novela tendría los condimentos necesarios: intrigas, pasión, diferencias, egoísmos y presiones. Cuando se habla del espíritu del rugby -que en gran medida debería estar fundamentado en el sentido común- pareciera que fallan las enseñanzas.
A falta de un comienzo claro del conflicto, no es sencillo el análisis de la actualidad; mucho menos pensar en un cierre pre-visible. En el intento de entender veremos que el tercer puesto en el Mundial de Francia en el 2007 y el pedido, reclamo, grito constante del rugby argentino por tener una competencia regular vino de la mano de ciertos condicionamientos. Tanto externos como internos.
Aquí viene la primera salvedad. El rugby argentino -en la evidencia de lo que está sucediendo hoy- no estaba tan en línea con la idea de jugar al más alto nivel internacional. De haber estado, hoy no tendría sentido tanta tinta desperdiciada en la cobertura de este conflicto. El rugby del mundo habló en diciembre del 2007 y prometió una ayuda para nuestro rugby que debió armar sus estructuras de alto rendimiento en poco tiempo. Allí, el sueño de crecer chocó con la realidad. Cuando en el 2009 la UAR – Luis Castillo, Manolo Galindo y Agustín Pichot- presentó su proyecto de Alto Rendimiento se hicieron promesas de las que se agarran hoy los que frenan los procesos que se plantearon entonces.
No se pudo conseguir la competencia regular anual para los jugadores rentados como primer medida y se superó el tiempo de dos temporadas de prórroga para que convivieran los jugadores del alto rendimiento en el rugby local.
Cuando se planteó en su momento la separación, se hacía escudada en las diferencias físicas entre quienes tenían una preparación profesional y quienes lo hacían en forma amateur. Hoy, ese discurso cambió y la razón es económica. Quien recibe una renta no puede jugar con quien no la recibe. Cambió el mensaje al cambiar la conducción de la URBA.
Dicho sea de paso, los referís de la URBA cobran por su rol. Hoy son $120 en forma de viático. Nadie se queja; nadie lo ve mal. De los jugadores del PLAR, para contentar a todos, se dijo que cobraban “viáticos” y no sueldo. Conviven en un mismo campo de juego gente que cobra con gente que no lo hace. Por favor, que no separen a los referís.
Que la prórroga tenía fecha de caducidad se sabía desde el 28 de abril del 2010. De hecho, la segunda circular de la URBA de este año (4 de enero) recuerda que a partir del 1º de enero ya no podrían jugar los jugadores del PLAR.
Para cuando se dieron cuenta de que el campeonato se venía encima comenzaron los manotazos de ahogados. La falta de diálogo entre jugadores y dirigentes de sus propios clubes desnudó flaquezas de nuestro rugby, más aún cuando atente con ese espíritu de cuerpo del que el rugby se enorgullece y en el que los clubes son una célula madre.
El sábado, cuando Buenos Aires derrotó a Tucumán en la semifinal del Argentino, la dirigencia supo de primera mano cómo se sienten los jugadores. En el micro del tercer tiempo al aeropuerto y cuando el avión carreteaba hacia la terminal de Aeroparque, los jugadores lanzaron cánticos alusivos a su malestar. Dirigentes había: además del Vasco Ugartemendía (presidente de la Comisión de Selecciones) afectado al equipo, viajaron por el día Carlos Campagnoli, Mario Premet, Adrián González Fischer y Ricardo Bellver. Que digan que no hablaron con los jugadores es por falta de voluntad de diálogo.
Pocas horas más tarde, en algunos clubes -demasiados pocos- hubo protestas que fueron de la pancarta a la remera con leyenda, a los nueve minutos de inactividad entre Belgrano y SIC. Como método de protesta, pareció que los jugadores no estaban tan unidos como decían o faltó organización. De hecho, con ESPN en vivo, los jugadores debieron volver a formarse para las cámaras.
Hubieran repartido pantalones rojos a todos los primeros equipos de los casi 80 clubes. Todos estarían uniformados detrás de la protesta. Faltó creatividad.
Esa noche, el resumen semanal de Rugby 2011 tuvo tan sólo imágenes del partido central. La excusa bien podría ser que al jugarse un domingo, el tiempo de edición no permitió más. Pero desde la cadena deportiva -cuyo contrato con la URBA está para renegociarse- no pasan su mejor momento con la institución.
No cayó nada bien que la nueva dirigencia contactara a un ex Puma -que trabaja en el marketing deportivo pero viene de una fallida empresa- y que éste se juntara con la competencia de ESPN. Ironías del destino, los más altos capos de esas dos empresas estaban codo a codo cuando la presidenta de la Nación anunció el Plan Deportes para Todos. Todo se sabe.
La UAR se mantuvo bastante al margen de esto. Salió, sí, Pichot a hablar y con su cuenta de Twitter lanzó dardos. Menos cargados que hace unas semanas, pero cargados al fin. Habló también el mendocino Carlos Navesi, vicepresidente primero. Es un tema provincial, no nacional. Aunque afecta a los planes nacionales. (luego de escrita esta nota, la UAR distribuyó su postura mediante un comunicado de prensa)
Lo que la UAR sí dijo es que si los jugadores porteños así lo de-sean, podrán seguir en los planes de alto rendimiento sin cobrar sus rentas. Claro que aquí aparecieron las presiones internas para operar en grupo. Más allá de que Los Pampas estén en actividad hoy día y haya quienes jugaron pocos minutos en esta temporada por haberse quedado fuera del viaje a Sudáfrica o están en el equipo de seven, todos para uno, uno para todos.
Es una puja política y los jugadores son piezas de un ajedrez complicado. La unión madre, sus uniones provinciales, los clubes, la televisión, los jugadores amateurs que quieren jugar, los profesionales que quieren competencia. Los egos. La lucha por demostrar quién es más macho que el otro. Todo parte de un rompecabezas que aburre, es repetitivo y no encuentra solución.
Dan ganas de decir: “¡Porqué no se dejan de joder, se juntan, tiran para el mismo lado y empiezan a caminar juntos!”
Por: Frankie Deges
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