Bernard Laporte ha sido suspendido como presidente de la Federación Francesa de Rugby mientras lucha contra una sentencia suspendida de dos años por cargos de corrupción.
Laporte se autosuspendió como vicepresidente de World Rugby la semana pasada, pocas horas después de que un tribunal de París lo declarara culpable de corrupción pasiva, tráfico de influencias, toma ilegal de intereses y uso indebido de activos corporativos.
Se le prohibió ocupar cualquier cargo en el rugby durante dos años, pero su abogado Jean-Pierre Versini-Campinchi dijo que apelaría el fallo, lo que significa que el ex entrenador y ministro de Deportes de Francia podría quedarse con la presidencia de la FFR por ahora.
Laporte rechazó los pedidos de renuncia del ministro de deportes francés y del propio comité de ética de la FFR.
Pero en una reunión de la junta de la federación este lunes, Laporte aceptó una suspensión. Seguirá siendo presidente pero suspendido hasta una sentencia definitiva en su caso. Ya no participará en los órganos de toma de decisiones ni firmará ningún compromiso en nombre de la FFR.
Se nombrará un presidente interino hasta que finalice el recurso judicial de Laporte.
La ministra de deportes francesa, Amélie Oudéa-Castéra, dijo que Laporte debería beneficiarse de la presunción de inocencia hasta que se llegue a un fallo final. Pero ella insistió en que su sentencia lo puso en una situación insostenible y llamó al rugby francés a actuar. Laporte tiene previsto reunirse con el ministro el jueves.
El caso se centró en Laporte y Mohed Altrad, propietario y presidente del club de rugby de Montpellier, quien también fue declarado culpable de corrupción activa, tráfico de influencias y uso indebido de activos corporativos.
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