Finalizando su gestión como secretario de la UAR, Raúl Sanz no le esquiva al bulto y habla de todos los temas importantes del rugby argentino.
inadvertidos. Primero por su aspecto físico. Mide cerca de 1,90 y pesa más de 100 kilos. Su voz es grave, casi como padeciendo una disfonía crónica. Su forma de actuar también tiene su particularidad. Muy frontal, poco contemplativo hacia las disidencias y sin tonos grises. Así se ha desenvuelto por la vida cosechando a su paso amigos y enemigos.
Pertenece al club Buenos Aires Rugby & Cricket Club, fue jugador de Los Pumas, entrenador de diferentes seleccionados nacionales, incluyendo el mayor, y presidente de diferentes delegaciones argentinas que salieron de gira por el mundo.
Hoy le toca ser dirigente. Es el secretario de la Unión Argentina de Rugby (UAR) nombrado por el actual presidente, Alejandro Risler. Juntos están finalizando un mandato signado por los continuos conflictos.
Acompaña a Los Pumas desde que salieron del país y se esmera para que estén lo mejor atendidos posible. A pesar de que un año atrás la relación con los referentes del plantel estaba rota. "Cuando uno no tiene memoria quiere decir que hay una intimidad importante en la convivencia. En mi caso, no sé cómo lo sentirá Alejandro (Risler), la relación es buena. A la mayoría de los jugadores que están acá, en algún momento los entrené y compartimos cosas juntos. La relación va más allá de un conflicto momentáneo", comienza diciendo "el Ruso", que nos recibe en la barra del bar del hotel Lyon Metropole, búnker de Los Pumas en Francia.
Hay muchos temas para hablar con Sanz, pero elegimos comenzar con la reciente resolución judicial que dejó sin efecto el concurso preventivo de acreedores, presentado por la UAR y aceptado por la Justicia en su momento, que hace resurgir el conflicto con Sportfive, ex agente comercial de la UAR. "Acabo de terminar de leer nuestra apelación. El juez sostiene que en este momento no hay cesación de pagos y cesó el motivo que produjo el llamado a concurso. En realidad creemos que está equivocado. Porque precisamente el concurso nos permitió salir de la situación de insolvencia. Una cosa es nulo y otra es terminado. No son nulos los actos que se hayan realizado durante la duración del concurso, que en definitiva fue el que produjo el mejor estado patrimonial de la UAR. Eso es lo que está en discusión y la Cámara resolverá", aclara el dirigente.
También se enoja con los periodistas, que dice, no reflejan la verdad: "No he escuchado con la misma vehemencia con la que se trató el tema Sportfive, que por primera vez en la historia, la UAR se hace cargo de los gastos de traslado de todos los torneos regionales del interior".
Pero las peleas del "Ruso" no terminan con los jueces ni con Sportfive. Hoy está abocado a lograr que la Internacional Rugby Board (IRB) le otorgue a Argentina lo que le corresponde como equipo integrante del Tier One. La IRB se niega a darle a la UAR los tres millones de euros que le corresponden por participar en el Mundial, aduciendo que es un país en desarrollo. "Formamos parte del 14 por ciento de los partidos más vistos del Mundial. Sólo pedimos lo que nos corresponde. No 14 millones de euros, los tres que le pagan a Italia. Nos han entendido y pienso que finalmente nos lo van a otorgar", dice.
También es optimista de cara a una posible participación de Los Pumas en un torneo internacional. "No hay más argumentos para que no suceda. Los jugadores argentinos son educados, respetuosos. Son diferentes, nos quieren. Este modelo de jugador es admirado por las empresas y por los señores que comandan la IRB. Todos quieren jugar con nosotros porque somos los últimos románticos del rugby. Seguramente Argentina se va a sentar en la mesa grande del rugby internacional", asegura.
El rugby nacional. No hay dudas que el rugby argentino está fragmentado. Por un lado, Buenos Aires aumenta sus recursos a diario, en base a una competencia atractiva en calidad y cantidad de equipos. Posee profesionales rentados para sus seleccionados y el apoyo económico a los clubes es constante. En el otro está el interior, que a duras penas subsiste, con torneos cortos que habitualmente ganan los mismos. "Cuando se creó la UAR se federalizaron los cargos políticos, cuando en realidad habría que haber federalizado los recursos. A Buenos Aires le dejamos la sede, el rugby internacional se maneja desde la UAR, pero los recursos y el torneo se los quedó Buenos Aires. Ahora lo que hay que hacer es compensar esos recursos. La UAR debe, está obligada, a generar recursos suficientes, y que esos beneficios se repartan entre las uniones miembros por igual con una compensación para las uniones del interior. Por ejemplo, si recaudamos un millón de pesos y a la Urba le corresponderían 430 mil, pero como ellos recaudan esa cifra por TV, estarían compensados. Esa es mi idea y la de los que defienden el rugby federal en serio".
No tiene intenciones de seguir en la UAR por un nuevo mandato, aunque está muy conforme con su gestión: "Nadie puede dudar que los que defendemos el patrimonio de la UAR somos nosotros. Los de enfrente son los de enfrente, no importa quiénes. El mayor logro ha sido poner nuevamente blanco sobre blanco. Había muchas zonas grises cuando asumimos. En estos dos años pusimos la casa en orden, ahora llega el momento de crecer", finaliza "el Ruso".
Saluda afectuosamente, prende un habano, manda saludos para Córdoba y se va. Él es así, tómelo o déjelo.
Fuente: Rugby & Golf –