Lo llamativo es que esta vez se va a dejar fuera a uno de los países de la más tradicional élite y a la más fuerte de las potencias emergentes, dos países del Tier 1: Australia y Argentina, se van a quedar fuera de una ‘reforma’ impulsada por Sudáfrica y Nueva Zelanda. La misma consiste en reducir el Rugby Championship a un torneo a una sola vuelta para que All Blacks y Springboks se concedan más fechas para jugar entre sí.
Rian Oberholzer, director ejecutivo de la Unión Sudafricana de Rugby, ha anunciado que Nueva Zelanda y Sudáfrica planean giras bilaterales desde 2026: Los All Blacks y los Springboks se visitarían durante ocho semanas, con cuatro ‘test match’ entre selecciones y otros tantos encuentros ante franquicias provinciales (Stormers, Bulls, Sharks…) a la manera de las giras clásicas de los tiempos ‘amateur’.
Los eventos llevarían el nombre de ‘La mayor rivalidad del rugby [Rugby world greatest rivalry]’ y, curiosamente, tampoco tendrían que tener lugar en territorio africano u oceánico, pues ya se baraja Londres como escenario para un ‘test match’ de la primera edición.
Esta reforma del calendario iría en detrimento de Australia y Argentina, participantes en el Rugby Championship, que incluso podría desaparecer.
El torneo se creó en 1996 y en 2012 dio entrada a Argentina. En los últimos años, Australia ha entrado en crisis deportiva, pero Argentina ha progresado tras su contacto asiduo con los mejores hasta el punto de que en 2024 han logrado triunfos ante todos los participantes.
“La gente puede pensar que esta es una actitud arrogante -dice Oberholzer-, pero nosotros creemos que es la mayor rivalidad en el rugby. Hay que concretar el concepto y luego podremos empezar a hablar de los derechos comerciales y los acuerdos de transmisión”.
Neozelandeses y sudafricanos dicen también de que este formato les permitiría también elevar el nivel deportivo, para a su vez conseguir mejor rendimiento económico vía derechos televisivos.
Si finalmente el Rugby Championship desaparece, Sudáfrica y Nueva Zelanda ‘concederán’ a Australia y Argentina un ‘test match’ ante cada uno de ellos.
El rugby mundial da, así, otra muestra del sentido real de su estructura y evolución: Argentina y Japón son los únicos países -al margen de una Italia que subsiste en el VI Naciones porque aún salen las cuentas económicas- que en el siglo XXI han logrado incorporarse al grupo de élite: los nipones no han podido ser regularmente competitivos, los argentinos se ven expulsados de ella pese a su nivel y la ‘purga’ actual alcanza a una nación clásica: Australia, triple campeón mundial.
Malos tiempos para quienes luchan por una expansión internacional del rugby y aspiren a un papel diferente al de público de pago… y eso teniendo en cuenta que con la actual estructura ‘cerrada’ apenas el’Top 14′ francés es una competición rentable al margen de los torneos de selecciones.
Precisamente, el torneo francés atrae a la mayoría de los mejores jugadores del mundo, de modo que quizá uno de los objetivos de este nuevo ‘reparto’ entre Sudáfrica y Nueva Zelanda pudiera ser retener talento en sus territorios a cambio de más remuneración.
Y en el fondo aguarda una ‘Liga Mundial’ masculina, de nuevo con participantes elegidos y sin ascensos ni descensos… Sólo en el rugby femenino y en el Seven, en parte bajo el control del Comité Olímpico Internacional, se permite algo más de ‘movimiento’.
El hecho es que la crisis económica del rugby ha llegado con el actual sistema ‘estamental’ y no se contempla, parece, explorar otros ‘sistemas’.
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